«Creo que la gran admiración por el blanco y negro es pura nostalgia»

L. NOSTI

Posa tranquilo, como si nada. No le molesta en absoluto que le saquen fotos, a pesar de haberse pasado media vida al otro lado de la cámara. El premio Nacional de Fotografía, Ramón Masats, realizó ayer un somero repaso a una carrera ligada a su existencia, a medio siglo de profesión y a su obra más representativa. Lo hizo en el centro municipal de La Arena, en el marco de los V Encuentros fotográficos Gijón 2008. El bagaje de un profesional «retirado» que ha cambiado el objetivo por sus dos aficiones: «leer y hacer el vago»

-A lo largo de su extensa carrera, ha visto cambiar muchas cosas detrás de su cámara. ¿No existe la jubilación para el fotógrafo? ¿Sigue viendo el mundo a través de un objetivo?

-No, qué va. De hecho, yo estoy retirado. Ya no hago fotos. Sigo siendo fotógrafo, claro, pero ya no tengo ni la obligación ni la necesidad de hacer fotografías. Es una etapa muy larga de mi vida y no me ha ido mal, pero en este momento estoy retirado. Soy un vago. Siempre he dicho que era un vago y se reían. «¿Cómo puedes ser un vago trabajando como una bestia?», me decían. Pero ahora he decidido que no, que soy un vago. Y lo hago con la misma intensidad con la que antes hacía fotografías.

-Necesidad y obligación puede que no, pero ¿qué hay de la devoción? ¿No ha sacado ninguna foto en todo el día?

-No, ni siquiera he traído cámara a Gijón. De verdad que soy un vago. Si es que la gente no se lo cree, pero es verdad. Me han llegado a decir que pecaba, que era un pecado que no hiciera fotos. Y será un pecado, no lo sé, pero yo soy muy feliz. En serio.

-¿Y no echa de menos ese peso colgando del cuello o del hombro?

-No, porque creo que todo lo que tenía aquí dentro ya lo he soltado y ahora me he quedado con otras cosas, con lo que siempre me ha gustado: leer y hacer el vago.

-Cuando está haciendo el vago y ve una imagen por la calle, un gesto de alguien, una luz en particular... ¿no sigue viendo la foto?

-Cuando no he llevado la cámara, nunca he sido fotógrafo. Tampoco antes. Cuando he podido hacer la foto, la he hecho, pero si no, voy por la calle como la gente normal, mirando cómo la gente habla, cómo camina acompañada, cómo se besan los novios, pero sin pensar en fotografía. O me pongo el chip de blanco y negro o de color, o sin chip no hago fotos. Creo que se me ha estropeado el chip.

-Hablando del blanco y negro, parece que se está poniendo nuevamente de moda en las cámaras digitales...

-Es un aprovechamiento de las posibilidades de las cámaras digitales. Yo hacía blanco y negro y hacía color, pero yo creo que la gran admiración por la fotografía en blanco y negro es nostalgia, nostalgia de una época. No creo que haya mejores fotos en blanco y negro que en color. Considero que la apreciación que tiene la gente con el blanco y negro es, en su mayor parte, pura nostalgia. Lo peligroso es jugar.

-¿A qué se refiere? ¿Por qué es peligroso jugar?

-Porque el digital te permite jugar muchísimo. A lo mejor, en mi época, tenías que saber lo que sacabas, y hasta que no lo veías en el laboratorio al cabo de unos días no sabías lo que había. Ahora no, ahora ven lo que han hecho instantáneamente, y me parece muy bien. Yo, si en este momento empezara a fotografiar, haría digital, por supuesto. No volvería al blanco y negro.

-Vamos, que no cualquier tiempo pasado fue mejor

-No, en absoluto. No soy nada nostálgico. Antes te encontrabas las calles muy limpias, sin coches, sin pintadas y era una maravilla, pero la gente tiene que tener coche, tiene que vivir bien y se vive mucho mejor ahora que antes.

-Aunque no sea nostálgico, alguna cámara guardará, ¿no?

-Sí, las tengo, claro, pero no como un recuerdo. Lo que pasa es que mi hijo es fotógrafo y utiliza casi todas mis cámaras, aunque ahora se ha comprado una muy buena digital y me dice «bufff, esto ya no lo necesito».

«Si en este momento empezara a fotografiar, haría digital, por supuesto; te permite jugar muchísimo»

Fuente: lne