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CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

sábado, 1 de noviembre de 2008

Notas para la historia de la fotografía en Telde

Canarias.- De Plinio a Olivia Stone, pasando por Leonardo Torriani, fueron muchos los que a través de la Historia intentaron acercar la imagen de Canarias a sus coetáneos, claro está, a través de sus obras escritas y divulgadas con mayor o menor fortuna. Todos, alguna vez, hemos oído decir que tal o cual autor acierta sobremanera al realizar verdaderas descripciones fotográficas o cinematográficas, de tal o cual escena. Clarín y Galdós son dos de los grandes novelistas que sorprendieron con sus poderes descriptivos, tanto para el paisaje como para el paisanaje.

Recientemente, el Cabildo de Gran Canaria, concretamente su Servicio de Ediciones que dirige con extraordinaria profesionalidad Isabel Grimaldi, ha reeditado la célebre obra de Domingo José Navarro y Pastrana, titulada Recuerdos de un noventón. En ella su autor nos relata con toda suerte de detalles los acontecimientos más notables por notorios de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria principios y finales del siglo XIX. El libro en cuestión surgió a partir de una conferencia que dio en el salón de actos de la prestigiosa Sociedad Científica El Museo Canario.

Telde, es de sobra conocido, está situada al este de Gran Canaria, en la actualidad su municipio cuenta con unos cien mil habitantes, aproximadamente, que se establecen en unos sesenta y cinco núcleos urbanos. La ciudad que le da nombre dista unos catorce kilómetros de Las Palmas de Gran Canaria. Es la segunda en importancia de ésta Isla y también de la Provincia de Las Palmas.

El patriotismo de los teldenses para con su terruño ha sido motivo de muchos artículos, conferencias o simplemente chanzas entre amigos. Lo que si es cierto el dicho común entre ellos en tiempos pretéritos que rezaba: “De Telde al Cielo y un agujerito para seguirlo viendo, porque de no verlo estaríamos en el Cielo pero no en la Gloria”. Esto ha llevado a que muchos oriundos de estas tierras portaran en sus manos alguna fotografía de Telde y su Vega Mayor, a la hora de ser sepultados.

En otro orden de cosas, y según los entendidos en la materia, la fotografía, en todas sus variantes técnicas, supuso una verdadera revolución en el mundo de la imagen. Hemos comprobado como, efectivamente, existe un antes y un después en las artes plásticas, ya que la captación de la imagen en milésimas de segundo permitirían a los artistas, pintores y escultores, conservar “imágenes frescas” de momentos únicos, y por lo tanto, irrepetibles.

En la nómina de creadores de las bellas artes, cada día, se confirma más la inicial sospecha de haber empleado la fotografía como base de futuras realizaciones plásticas. El objetivo de la cámara, a veces, actúa como notario de la realidad o realidades y, otras veces, juega a engañar distorsionando todo lo que captó con anterioridad. De todos los movimientos artísticos, sin duda alguna, es el impresionismo el mayor deudor de la fotografía. Así, en lienzos de notable importancia se pueden apreciar encuadres propios de esa técnica reciente.

En la Casa-Museo León y Castillo, se conserva un gran óleo sobre lienzo que representa Una vista del Puerto de la Luz y la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, realizado en 1900, por el catalán Eliseo Maifrén. Pues bien, nosotros hemos encontrado en los fondos fotográficos del archivo documental de esta institución, una instantánea en blanco y negro, fechada en torno a 1889-90, que posee exactamente el mismo encuadre, pues sin duda alguna, sirvió como base compositiva al pintor impresionista.

En la sala 204 del mismo museo se pueden ver dos máquinas fotográficas, una del último tercio del siglo XIX y otra coetánea a la I Guerra Mundial. Así mismo la firma comercial Suárez Robaina, dirigida actualmente por Miguel Ángel Suárez, posee una colección de artilugios fotográficos de diferentes épocas, que, por si solas, representan la evolución de estas máquinas en los últimos ochenta años.

En el Archivo Documental del Museo Leonístico teldense se conservan un buen número de fotografías, muchas de ellas de las mejores firmas parisinas, son retratos de D. Fernando de León y Castillo (Telde, Gran Canaria 1842 – Biarritz, Francia 1918). Este político y diplomático español, valoró sobremanera la importancia de su omnipresencia, de tal forma y manera que utilizó el retrato fotografiado como medio eficaz para su propaganda político-ideológica. Asimismo, uno de los fondos más prolijos está formado por la colección de fotografías autografiadas del coleccionista Presentación Suárez. Adquirido por el Cabildo de Gran Canaria para sus Museos Insulares, entró en el León y Castillo en el 2002 y actualmente se está efectuando su ordenación y clasificación con el fin de ofrecerlo al público investigador de la Historia Contemporánea, tanto española como mundial. Líderes políticos, emperadores, reyes, interpretes del Bell Canto, actores y actrices del Teatro y el Cine, investigadores y científicos, literatos, pintores, escultores y así un largo etcétera han sido plasmados en cientos de fotografías de pequeño y mediano formato.

Como Eliseo Meifren Roig, los también archifamosos pintores Monet, Manet, Toulusse Lautrec, fueron otros de los que, hay conocimiento, echaron mano de la cámara fotográfica para retener imágenes que después pasarían a sus listas de obras maestras.

No todos los países y sus diferentes clases sociales se subieron al tren de la fotografía en la misma estación, ni tampoco contaron todos con la misma tecnología, ni saludaron las innovaciones posteriores con la misma prontitud. El Reino Unido de la Gran Bretaña, los Estados Unidos de Norteamérica, Francia, Alemania y Austria, tomaron la delantera, y, sus nuevas sociedades capitalistas-industriales y burguesas, fueron acérrimas defensoras de la nueva forma de conservar la imagen. El abaratamiento del retrato, la facilidad de su traslado y conservación, además de la casi nula dificultad técnica hicieron de la fotografía la manera rápida y cómoda de dejar constancia de acontecimientos sociales, culturales, económicos, tanto colectivos como individuales.

Desde el último cuarto del siglo XIX, tenemos constancia de las visitas domingueras que diferentes fotógrafos de la capital realizaban, al por entonces, popular mercado de Los Llanos. En las inmediaciones de la plaza de San Gregorio se instalaban los más variopintos puestos comerciales y, en medio de ellos, algún que otro oficial de la “caja de retratar”. Entre todos ellos quien adquirió mayor fama y fortuna fue el altamente recomendado Ojeda, quien disfrutaba del pomposo título de Fotógrafo de la Reina Regente. Primero al aire libre, ante arquitectura y paisajes simulados por telones sobrepintados, y, más tarde, en el interior de algún zaguán alquilado al efecto, mantuvo su improvisado estudio por espacio de varios lustros.

Entre los muchos fotógrafos amateurs que se dieron cita en la ciudad en los primeros años del siglo XX, destaca por sus aportaciones a la historiografía local don Patricio Pérez Estupiñán, quien se esmeró en dejar constancia de cuantos actos públicos se celebraban, ya fueran religiosos, políticos o militares. Sus descendientes conservan, aún hoy, un número sin determinar de placas de cristal y fotografías en cartón y papel de diferentes gruesos.

En pleno siglo XX, y concretamente en los años sesenta el aruquense Pedro Claver González Rodríguez, durante sus años teldenses, se entregó a la fotografía como hobby, ganando cierta popularidad por sus retratos artísticos de niños, además de sus fotografías paisajísticas. Dedicó tiempo también a la llamada fotografía publicitaria, utilizando como modelo a uno de sus hijos, confeccionó la propaganda de las Galletas Bandama. Gran parte de su obra se encuentra en manos privadas y concretamente entre la familia González Calderín.

Volviendo al siglo XIX y principios del XX, el Circo Alemán y otros similares trajeron consigo fotógrafos ambulantes que hacían las delicias de las clases sociales más pudientes. Éstas veían en el arte de retratar una solución económica y rápida para dejar constancia de su paso por este mundo. En estos años las bodas, los grupos tertulianos, primeras comuniones o clanes familiares eran el motivo principal de las instantáneas, aunque, muy pronto, el interés por lo social se fue imponiendo de tal manera que las procesiones, los entierros, las manifestaciones políticas, etc., fueron ocupando el tiempo de los profesionales de la fotografía.

También en los primeros años del siglo XX, se establece en Los Llanos de Telde el industrial don Francisco Izquierdo Pozuelo, nacido en la Puebla de Don Rodrigo en 1886, hijo de don Tomás Izquierdo Ortiz, conocido por el “Médico Brujo”. A él se le debe la instalación de la primera imprenta-librería de la comarca y el primer estudio fotográfico permanente. Unos treinta y cinco años duró la actividad de los Izquierdos (don Francisco tuvo trabajando, entre otros a sus hijos: Francisco, Sedulio y Tomás) en esta localidad y a ellos se deben instantáneas de aires renovadores y progresistas, que captaron para la historia los inicios de la aviación en Gando, los bañistas de los frívolos años veinte en las playas de nuestro litoral y no pocos grupos familiares que conforman un preciadísimo archivo visual.

Un poco antes de la partida definitiva de los Izquierdos hacia su nuevo local de la calle Triana de Las Palmas de Gran Canaria, dos jóvenes teldenses aprendieron el arte de la fotografía a través de las enseñanzas de don Francisco, nos referimos a don Juan y don Miguel Suárez Robaina, conocidos fotógrafos teldenses, oriundos del Valle de Los Nueve. La camaradería de estos dos hermanos se puso de manifiesto a lo largo de sus vidas y trabajo en común. Al poseer fisonomías tan parecidas, muchos paisanos jamás llegaron a diferenciar quien era Miguel, aunque, el carácter introvertido de uno y extrovertido del otro podía individualizar lo que la naturaleza había unificado.

Debemos reseñar el alto valor histórico de la obra fotográfica de estos hermanos y profesionales teldenses, no sólo por su dilatada experiencia, sino por asistir como fotógrafos al Cronista Oficial de la Ciudad D. Pedro Hernández Benítez, quien se sirvió de sus buenos oficios para retratar sus excursiones y trabajos arqueológicos, así como sus investigaciones en cuanto al patrimonio mueble e inmueble de la Parroquia de San Juan Bautista y otras. Gracias al trabajo de los Suárez Robaina hoy podemos realizar, con cierta facilidad, un seguimiento diacrónico al estado del patrimonio cultural teldense.

Los Suárez Robaina mantuvieron, en un principio, un estudio en la cercana localidad del Carrizal de El Ingenio, que algo más tarde regentará otro hermano. Aunque fue en de la calle Ruiz de Los Llanos, donde encontraron, a partir del año cuarenta, el lugar de trabajo que les permitió hacerse con la mayor clientela que jamás haya tenido en esta ciudad fotógrafo alguno. Como consecuencia lógica de este continuo laborar, fueron confeccionando el más interesante archivo fotográfico de todo el este de Gran Canaria. Decir Suárez Robaina es sinónimo de profesionalidad, máxima ésta que aún sigue presente en el trabajo del heredero comercial don Miguel Ángel Suárez.

Por los años cincuenta trabajó, de forma esporádica en Telde, el dueño de la reconocida firma Hernández Gil, don Fernando Hernández, que poseía estudio de fotografía en la calle León y Castillo de Las Palmas de Gran Canaria. Este profesional cubrió con éxito la corresponsalía fotográfica del rotativo La Provincia y también la del Diario de Las Palmas, y, a él se le debe, entre otras, las célebres instantáneas del Cigarrón Berberisco, de 1954, cuyos originales guardamos celosamente en nuestro archivo de Cronista Oficial.

Premios insulares, regionales y nacionales fueron obtenidos por don Manuel Gómez Díaz de Obregón, natural de Madrid, pero de ascendencia cantabra del Valle del Paz. Sus fotografías realizadas a paisajes urbanos, rurales y del litoral teldense y grancanario adornaron muchos hogares particulares, despachos y consultas médicas. A este fotógrafo se le debe una de las más afamadas imágenes del Santo Cristo del altar mayor, actualmente en el convento del Espíritu Santo y San José, que poseen las Carmelitas Descalzas en las Medianías de Telde.

Procedentes de Las Palmas de Gran Canaria llegaron hasta esta ciudad, los hermanos Pedro y Juan Rodríguez Valido, el primero de ellos montó estudios a finales de los años cincuenta en la calle León y Castillo, en un lugar conocido por Las Cuatro Esquinas, su marca comercial fue Perova. Durante un breve periodo de cinco años aproximadamente, le arrendó el negocio don Pedro Viera Déniz. Don Juan Rodríguez siguió ejerciendo como fotógrafo ambulante a lo largo y ancho del municipio teldense por espacio de varios lustros.

Entre los años 1965-67 se instala en el barrio de El Caracol don José Hernández Torres, quién poseía, un servicio a domicilio de esmerada calidad. Este profesional ha sido hacedor de unas notas sobre la historia de la fotografía en Telde que nos ha servido de base para nosotros redactar estas líneas. Importantísima fue la labor profesional de don Amado Álvarez Castro en su estudio Fotos Canaima, de la actual Avenida de la Constitución.

A principios de los años setenta, en el por entonces parque León y Joven, hoy de Franchy Roca abrió negocio fotográfico don Rafael González del Rosario, Fotos Rafa y no muy lejos de allí, en la calle Juan Diego de la Fuente, existía otro estudio bajo el epígrafe de Fotos Torres.

Otros nombres forman la nómina de fotógrafos teldenses, aunque algunos de ellos no lo fueran de nacimiento, nos referimos a don Manuel Aparicio de las Eras (Foto Estudio -I-), don Antonio López Carrillo (Fotos Paris), don Juan Rodríguez Valido (Reportajes Valido), don Eugenio Artíles Moreno (Corte Gráfico), don Manuel Montero Fraga (Estudio Montero), don Elías González García (Flasicolor), don Leonardo Soriano Molina y ya en los últimos años, Fotos Sergio, don Evaristo Rodríguez Pérez, doña Encarna Ramos García, don Francisco Sánchez Cruz y don Orlando Pérez López.

La relación de fotógrafos profesionales y amateur de esta ciudad y su municipio se sigue aumentando día a día. El vídeo y otras tecnologías encaminadas a conservar y proyectar la imagen se van imponiendo en ese amplio panorama artístico, que, por otra parte, mueve una suma muy notable de euros.
La socialización progresiva de esta manifestación artística, ha hecho posible completar los archivos documentales de manera que el investigador no sólo posee el documento escrito y el sonoro, sino que puede completar su juicio viendo instantáneas que adquieren valor de acta notarial. Es manifiesto el interés de las nuevas generaciones por la imagen, así, rotativos de toda clase y condición han coincidido a la hora de fomentar su adquisición y posible lectura ofreciendo como gancho publicitario coleccionables de fotografías de épocas pretéritas, más o menos distantes en el tiempo.

La fotografía también es recurso para decoradores y realizadores escénicos, abaratando los costosos decorados de trazas y facturas tradicionales. La propia ley de Patrimonio Histórico, tanto a nivel del estado como de la comunidad autónoma, dedican algunos párrafos a la protección de las colecciones y archivos fotográficos, pues se está convencido del alto valor testimonial de dichos documentos visuales. En el futurible y siempre anhelado Museo de Historia de la ciudad de Telde, debe estar presente la fotografía para así refrescar la memoria de forma continuada; mientras tanto, conformémonos visitando el didáctico Museo de Historia de la Villa y Señorío de Agüimes, en donde ya se exponen de manera permanente varias instantáneas de origen teldense.

José Luís Pérez González, director y editor de la Guía Histórico Cultural de Telde, posee una magnífica colección de fotografías históricas, que son la base para las ilustraciones de dicha revista.

El teldense de adopción Jesús Ruíz Mesa, después unos años de ausencia en Madrid y el Mundo, ha retomado su vieja afición a la fotografía y en estos últimos tiempos se ha convertido en el verdadero cronista fotográfico de la sociedad teldense, contándose por miles las fotografías que ha realizado con maestría y exquisito sentido artístico. Gran parte de esa producción es custodiada por la Casa-Museo León y Castillo, institución privilegiada por su altruista labor.

Es obvio que la institución que mayor número de fotografías debe tener es el propio Ayuntamiento de la ciudad, pero no es menos cierto que dichas colecciones se encuentran dispersas por los muchos despachos de dicha institución. Desde aquí reclamamos su guardia y custodia en el único lugar autorizado para ello, que no es otro que el Archivo Histórico Municipal, sito en la Calle Licenciado Calderín, junto a la Biblioteca Pública Municipal de la Casa Quintana-Zumbado. Allí esos fondos podrían ser motivo de estudio, custodia, y en el mejor de los casos puestos en valor, tanto de forma papel como digital, y también colgados en alguna página web creada para la ocasión.

Colecciones como la de los hermanos Suárez Robaina e Izquierdo Pozuelo, entre otras, son dignas de estudio, catalogación y exposición permanente, aunque, en el mejor de los casos, debieran ser adquiridas por entidades públicas o fundaciones que las preserven de futuros peligros. En la ya hora cercana de apertura del nuevo Museo de la Ciudad, llamado a convertirse en el gran centro de Estudio e Interpretación de la Historia General de la Isla, se podría disponer del espacio adecuado para mostrar tan importante legado de la imagen.

* Las primeras notas sobre la Historia de la Fotografía en Telde, fueron publicadas por la Casa-Museo León y Castillo en 1995 y 1997 con motivo de sendas exposiciones fotográficas. En 1999 en el programa de fiestas de San Gregorio Taumaturgo de Telde, en sus páginas 29-34, volvieron a ver la luz. Las presentes notas, que son el desarrollo de aquellas, han servido como ponencia leída el pasado 30 de octubre, en el transcurso del I Curso de Fotografía Histórica de Canarias, organizado por la FEDAC en la Casa de Colón.

Antonio María González Padrón es académico correspondiente de la Real de la Historia, cronista oficial de la ciudad de Telde, director-conservador de la Casa Museo León y Castillo y miembro de la Junta de Gobierno de ICOM–España.


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