Quickribbon

CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

sábado, 1 de noviembre de 2008

El álbum secreto de la humanidad

Visita a la muestra 'La familia del hombre', un hito en la historia de la fotografía, en Clervaux, Luxemburgo

FERNANDO CASTANEDO

En una subasta, celebrada en Nueva York el 14 de febrero de 2006, la fotografía titulada Charca a la luz de la Luna se vendió por dos millones y medio de euros, el precio más alto de la historia por una sola imagen. Esta obra de 1904 representaba en tonos verdiazules un paisaje nocturno y se debía al fotógrafo estadounidense de origen luxemburgués Edward Steichen (1879-1973), el controvertido director del Departamento de Fotografía del Museum of Modern Art de Nueva York (MOMA) en plena guerra fría.

Quienes se acerquen a la villa luxemburguesa de Clervaux y visiten su castillo no podrán ver Charca a la luz de la Luna pero sí La familia del hombre, el proyecto más ambicioso de este fotógrafo que hizo valer su influencia y logró que en 1964 el Gobierno de Estados Unidos donase la obra al Gran Ducado de Luxemburgo. Hubo que esperar otros treinta años, hasta 1994, para que que se instalase de forma permanente en su emplazamiento actual.

Para llegar a esta villa de 1.500 habitantes que se encuentra entre las montañas boscosas de Las Ardenas y a orillas del río Clerve, un afluente del Mosela, lo mejor es tomar el tren en la ciudad de Luxemburgo. El trayecto dura apenas una hora y ofrece la mejor introducción posible al paisaje verde y umbrío de este país, algo menor que la provincia de Álava y con la renta per cápita más alta del mundo.

Cruce fluvial

En contraste con la ciudad de Luxemburgo (85.000 habitantes), que impresiona por su emplazamiento en la confluencia de los ríos Alzette y Pétrusse (durante siglos fue conocida como "el Gibraltar del Norte"), y también por los puentes soberbios, la gran avenida parisiense y el dinero que casi se masca en el aire, Clervaux puede parecer de una rusticidad casi aldeana.

La pequeña villa es cabeza de un cantón de 12.000 habitantes, y con sus casas tradicionales, calles adoquinadas, algunos hoteles y el río que la atraviesa haciendo un arco de ballesta no puede sino representar la quintaesencia del paisaje humano en este rincón de Europa. Entristece saber que en la última gran ofensiva alemana, en el invierno de 1944-1945 (la batalla de las Ardenas) la villa resultó muy dañada; alegra ver la labor de reconstrucción que se llevó a cabo, pulcra y respetuosa.

Precisamente, a la entrada del castillo que despunta en el centro mismo de Clervaux pueden verse dos tanques Sherman, recuerdo de aquella batalla y reclamo para quienes quieran visitar el museo conmemorativo que también se aloja en su interior. Antes de entrar en el patio de armas de este hermoso edificio encalado y con tejados de pizarra, no está de más recordar que la pretensión de Steichen fue organizar "una exposición que describa al hombre a través del lenguaje universal de la fotografía".

Para entender el optimismo humanista de esta obra conviene recordar que Steichen emigró con su familia a Estados Unidos cuando sólo contaba dos años y que allí, tras una larga carrera como fotógrafo, llegó a ocupar en el MOMA el puesto más influyente en el mundo de la fotografía artística. En resumidas cuentas, que hizo realidad el "sueño americano" del hombre hecho a sí mismo. En 1951 Steichen comenzó a recibir envíos de fotógrafos profesionales y aficionados de todo el mundo hasta llegar a un total de cuatro millones de negativos. Tras una primera criba quedaron 10.000, de los que salió la selección final que vemos ahora: 503 fotografías de 273 autores procedentes de 68 países.

Las 32 secciones de la exposición se organizaron cronológicamente siguiendo la trayectoria vital del ser humano. Comenzando con el nacimiento y pasando por el amor, la familia, el trabajo o la religión, cada una debía reflejar las alegrías y las penas del hombre, sus anhelos de paz y la realidad de la guerra. El mensaje de fondo era que pese a la diversidad humana reflejada en las imágenes todos pertenecemos a la misma familia del hombre (compuesta ya por más de 6.700 millones)

Un éxito global

La idea era sencilla, las dimensiones grandes y las imágenes hablaban por sí mismas, así que cuando en 1955 se inauguró la muestra en el MOMA obtuvo un éxito extraordinario. Hasta 1964 varias copias de la exposición recorrieron treinta y ocho países recibiendo un total de nueve millones de visitantes. En plena guerra fría, La familia del hombre llegó hasta Moscú, donde se exhibió con motivo de la Exposición Nacional de Estados Unidos de 1959.

Mientras visitábamos el montaje de la exposición, que consiste en un conjunto de imágenes a sangre sobre paneles sostenidos por estructuras metálicas que diseñaron al alimón Steichen y el arquitecto Paul Rudolph, sentimos que nos abandonaba la indiferencia inicial. En parte, porque estábamos viendo en un museo algo que todavía estaba relativamente cerca en el tiempo, pero que así presentado resultaba ominosamente caduco: nos hacía viejos. Por otro, resultaba difícil no juzgar con dureza el humanismo ombliguista estadounidense de aquella época, que en realidad servía de tapadera al feroz macarthismo de la caza de brujas.

Al famoso crítico francés Roland Barthes no le gustó esta exposición por el buenísmo manipulador, algo romántico e ingenuo, de una obra concebida para mayor gloria del imperio. Y sin embargo, hoy, cincuenta años después, la historia comienza a despegarse de nosotros y poco a poco se llena de añoranza y hace que nos invada aquel tópico antiguo y desprestigiado de "cualquier tiempo pasado fue mejor".

En el castillo de Clervaux se custodia este fragmento de la historia de la fotografía; un recuerdo de lo que fue el hombre en los años cincuenta de la propaganda que hicieron los gobiernos durante la guerra fría y del proyecto de un emigrante que en los comienzos de su carrera fotografió una Charca a la luz de la Luna hoy impagable.

Fuente: El Viajero


0 comentarios:

Template Design | Elque 2007

ir cabecerair cabecera