Una cuarta parte de las tiendas de fotografía de la ciudad han cerrado

Varias tiendas convencionales no han podido hacer frente a la crisis provocada por la fotografía digital. En los últimos años han descendido considerablemente los revelados

DB
En los últimos años hemos asistido a un fenómeno creciente, la digitalización de la imagen covencional. El mundo de la fotografía ha cambiado considerablemente en los últimos cinco años por el auge de las cámaras digitales domésticas que han provocado un descenso notable en el número de revelados. Estas y otras han sido las causas por las que más de diez conocidas tiendas de fotografía burgalesas se han visto obligadas a parar sus máquinas de revelados y a cerrar sus puertas.

El presidente de la Asociación de Fotógrafos Profesionales de Burgos, José Ángel Herraiz Pérez, sostiene que «el número de comercios que cierren irá en ascenso si no se toma conciencia social sobre la importancia de la conservación de las fotografías». Herráiz considera que «los burgaleses y la sociedad en general han perdido el interés por la conservación de las fotografías. La gente se ha acostumbrado a hacer muchas fotos pero se ha olvidado de conservarlas».

Cambio. La revolución del mundo digital ha impactado de lleno en el negocio de la fotografía. Los pequeños y grandes negocios burgaleses han tenido que reorientar parte de su capital y plantilla para ponerse al día y muchos de ellos han perecido en el intento. Si hace treinta años el desembolso económico para hacer se con el materia necesario para abrir un negocio de fotografía rondaba los 3.000 euros, en la actualidad la cifra ha superado los 18.000 euros. «El problema no es el dinero, sino los constantes cambios que experimenta la tecnología. Para ser un negocio puntero es necesario cambiar los equipos cada año y esto no es algo que puedan permitirse todos los negocios», expone Herraiz.

La problemática que subyace a estos cambios la han sufrido, sobretodo, aquellos pequeños comercios cuya sostenibilidad económica dependía de los revelados de carretes que les llevaban sus clientes habituales. Con la irrupción de las cámaras digitales los revelados de carretes no sólo han disminuido sino que han desaparecido en altísimo porcentaje. La gran capacidad de almacenamiento que permiten estas nuevas cámaras ha provocado que los burgaleses hayan cambiado los tradicionales álbumes de fotos por las pantallas de sus ordenadores personales. Como siempre, los que más han sentido el cambio han sido los más débiles. Y es que muchos consideran a esta renovación como «una selección natural dentro del mundo de la fotografía».

En el olvido. Para algunos, los problemas que se han dejado sentir en el mundo de la fotografía no son solamente económicos. Muchos se anticipan a vaticinar que en los próximos treinta años «seremos una generación sin fotos». El propio Herráiz piensa que «el problema cultural es mucho más preocupante que el económico».

Los que conocen de primera mano el negocio se quejan de que «los burgaleses hacen muchas fotografías pero se olvidan fácilmente de ellas»; quizás porque no sean capaces de descargarlas del ordenador o hayan perdido el dvd en el que las conservaban.

Lo que más le preocupa a Herraiz es el desencanto social que puede producirse en los próximos años. «Se ha perdido la ilusión y el respeto por la fotografía. Creo que cultural e históricamente sentiremos estos cambios en las próximas décadas», afirma.

Fuente: Diario de Burgos