Laura Osti

Argentina.- "Empecé veinte años atrás y por casualidad, había disponible un trabajo para un fotógrafo y aprendí a hacer fotos en una semana. Trabajaba en el Cobem, de noche, y estudiaba Letras". Miguel Grattier narra así sus inicios con la fotografía, como empleado de la Municipalidad de Santa Fe.

"Y de ahí no la dejé más -añadió-. Aprendí con ayuda de amigos, como aprendieron todos los fotógrafos, con amigos y después mirando revistas. En esa oportunidad, saqué dos o tres fotos que me gustaron y que me sorprendieron y que yo no esperaba sacarlas, y en realidad todas las fotos que fui seleccionando en estos últimos veinte años resultaron un poco de esa misma sorpresa".

Sin embargo, advierte que "hubiera querido escribir ficción, soy un novelista frustrado", confiesa. "Siempre me gustó mucho leer, pero estoy convencido de que uno no decide nada, sino solamente puede decidir cómo afronta las cosas que le van pasando".

Respecto de su trabajo con la cámara, dice: "Yo miro, busco y en el momento menos esperado, a veces surgen cosas o veo las cosas de una manera que a mí mismo me sorprende, ésas son mis mejores fotos, en realidad es como que uno lleva una suerte de aventura permanente y de una incertidumbre permanente. Hago una foto que me gusta y yo no sé si voy a volver a hacer otra foto en la que yo pueda reconocer que algo pasó y algo mío quedó ahí".

Grattier combina una mirada fotográfica con una permanente reflexión intelectual. "Yo perdí la naturaleza porque la mirada se torna cultural -expresa-, ya no es más inocente. Esa idea es algo que me obsesiona, porque trato de volver a ese estado anterior, tener una mirada lo más desinteresada posible... a veces me tengo que cuidar de cómo miro, si yo veo un rostro en el que me atrae algo, a lo mejor si estoy hablando con esa persona no la estoy escuchando porque la estoy escrutando, estoy mirando su fotogenia, miro todo a través de un encuadre, tengo mirada selectiva, poniendo valoración, haciendo operaciones, realzando cosas y eliminando otras. A veces pienso que hay que parar un poco...", sonríe.

La fotografía es temporalidad

Dice que su "concepto de la fotografía pasa básicamente por la fotografía directa, la temporalidad", aunque señala que "hay algunos géneros o algunos conceptos de la fotografía en los que no se trata de armar, pero por ejemplo, ante un retrato, es imposible dejar de pactar con el retratado que se va a hacer un retrato, lo cual no quiere decir que esté armado, ¿por qué? y porque en general el rostro de una persona es lo más fugaz que hay sobre la Tierra. Yo creo que no hay nada más fugaz ni más complejo que enfrentarse al rostro de una persona, entonces seguimos viendo que la fotografía está prendada de la temporalidad".

"No quiere decir que la temporalidad sea ni un instante preciso ni una instantánea, no tiene nada que ver con eso, porque uno ante un rostro lo mira de manera fija, de manera permanente, se toma una pausa, deja que el tiempo transcurra y no está lo de la cosa instantánea ni tampoco lo de la cosa natural. Tampoco está lo de lo que se capta, si no que lo que el fotógrafo hace, de alguna manera, es llevar una carrera loca contra el tiempo, porque va corriendo detrás de algo que se está yendo permanentemente. En su punto más alto la fotografía es eso, porque el medio permite que sea eso, no hay otro medio que permita ir detrás del tiempo y tratar de robarle un instante al tiempo, pero la temporalidad no está dada por una cuestión de velocidad si no, por ejemplo, no podríamos considerar fotografía los retratos de los primeros fotógrafos, en los que los tiempos de obturación eran largos, se tomaban todo el tiempo del mundo para hacer una foto".

Recordando aquellas primeras fotografías que tomó cuando empezó y que le descubrieron un mundo nuevo, comenta que fueron captadas en la calle, su lugar preferido. "La calle y la gente, la fotografía es para le gente", afirma. "Cuando hago paisajes y todas esas cosas que se hacen, como sacarles a las flores o a cosas estáticas, siento que lo que estoy tratando es de no perder gimnasia con la cámara. Pero la fotografía es la gente y es más, la fotografía es blanco y negro, de hecho es tan irreal el blanco y negro como es irreal el color de la fotografía, no hay una razón del porqué, el blanco y negro es mucho más expresivo, no hay medias tintas".

El mundo virtual

Con respecto a las nuevas técnicas digitales, Grattier sostiene que "no es fotografía, porque el proceso de emanación de luz de un sujeto que capta la película, en lo digital, se termina en el momento en que el sensor hace su conversión a lenguaje binario; ahí no hay grabada luz, hay una conversión de valores lumínicos a un lenguaje matemático y el soporte es electrónico, es otra cosa. Lo que tiene de seductor es el hecho de que el mundo virtual es una emulación del mundo real y en uno de sus planos emula lo que uno desearía para el mundo real, por lo cual crea otro mundo con incluso valoraciones estéticas. En ese plano, lo de la imagen digital, ya sea para trabajar profesionalmente o ya sea para indagar en las posibilidades de ese soporte, me parece que es válido porque sencillamente un medio de expresión está justificado por el solo hecho de existir, no hay por qué discutirlo. Si alguien se puede expresar a través de un medio, está justificado el medio. Sería necio negar que vivimos en una cultura electrónica. Tenemos que pensar seriamente que estamos viviendo en una cultura electrónica y para qué lado va esa cultura".

Ante la pregunta de si la fotografía analógica está en vías de extinción, considera que "no es tan sencillo, las grandes firmas quizás dejan de fabricar películas y cámaras, pero toda esa infraestructura seguramente la venden a otros países y entrarán al mercado otra vez con otro costo y otra marca. Si hay demanda, el mercado buscará satisfacerla. Mientras haya fotógrafos que usen película, va a haber alguien que la fabrique".

Volviendo a lo digital, dice "no es fotografía pero los resultados son bárbaros, es un medio frío, no hay contacto físico, permite la existencia de un mundo virtual, un espejo del mundo real, un mundo paralelo, es fascinante, además lo podés arreglar, vos podés proyectar de manera virtual lo que desearías en el mundo real, te permite hacerlo".

Sus trabajos

Miguel "El Indio" Grattier es santafesino, tiene 48 años y fue el creador de la Fotogalería Municipal, cuando fue director de Cultura, entre 1991 y 1998. Actualmente, fue convocado por las autoridades para hacerse cargo del Área de Fotografía de la Municipalidad.

Hace unos diez años hizo un par de muestras en galerías de Buenos Aires y algunas fotos suyas pertenecen al patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes, pero asegura que su trabajo lo hace "circular entre los amigos".

Fotos suyas se pueden encontrar en internet, clickeando en www.flickr.com/photos/miguelgrattier/

Fuente: El Litoral