Las fotos de Anhalzer

Ecuador.- Con la nueva concepción de las artes visuales, la fotografía ha adquirido una inusitada relevancia. Hay muchos artistas que han adoptado esta técnica como su lenguaje personal, y con ella crean obras que se exponen en las salas que antes estaban destinadas solo a pintores y escultores. Participan también con éxito en certámenes en los cuales antes esta expresión no tenía cabida, o apenas si la tenía. En muchos casos, las fotos son “intervenidas”; en otros se las utiliza para componer collages, o se las dispone de tal manera que, “conceptualmente”, digan o representen algo.

Pero visitar la muestra de fotografías de Juan Anhalzer, en el Centro Cultural Metropolitano, constituye una experiencia singular: es como volar sobre nuestras cordilleras (en alas de la imaginación, diría, si no temiera usar una frase demasiado gastada), observando la indescriptible belleza del paisaje andino, con sus montañas y volcanes, sus páramos, sus lagunas, sus quiebras profundas, sus cascadas... Lo que solo se puede ver desde el aire, a cierta altura y en determinadas circunstancias, en estas tomas se despliega en ilimitadas extensiones de una belleza agreste, majestuosa e imponente, que resalta la pequeñez del hombre frente a la naturaleza.

Algo de esto se aprecia desde el avión, cuando sobrevuela a baja altura nuestro territorio; pero no es mucho, por la trayectoria, por el estado del tiempo, porque se interponen las nubes. Era necesario que hubiese alguien que reuniera en sí al aventurero, al fotógrafo técnicamente más calificado y al artista; o sea, un Juan Anhalzer, para que nos ofreciera una exposición como ésta, titulada La avenida de los volcanes y otros paisajes.

Anhalzer dice que solo a regañadientes cambió la cámara tradicional (con la que ya se había hecho un nombre) por la digital. Pero confiesa que esta nueva técnica le ha facilitado algunas de las fotos más espectaculares de la exposición: unas panorámicas amplísimas que superan las posibilidades del gran angular, captadas desde su avioneta ultraligera, con disparos sucesivos, “como si la cámara fuera una ametralladora”, y sabiamente trabajadas después con las herramientas digitales.

Si revisáramos todo lo que se ha hecho en el Ecuador con el paisaje como tema, encontraríamos que Anhalzer es, sin duda, un gran innovador, y como tal hay que reconocerlo. Gracias a él y a su cámara, la mirada del espectador se ha ampliado exponencialmente sobre nuestra fabulosa geografía.

Fuente: hoy On Line