La depresión en las fotos de Daniel Orlando Lara

El fotógrafo originario de Tula expone en el Festival Foto Arte Brasilia 2007 Utiliza elementos del paisaje para referirse “al vacío que sugiere la depresión”. Ésta es la primera exposición que el autor presenta en un festival internacional.

Las imágenes también son una analogía de la degradación ecológica Foto: DANIEL ORLANDO LARA

Una doble lectura sobre el tema de la depresión es la que el fotógrafo Daniel Orlando Lara ofrece al espectador en su exposición “Desiertos Internos” que se expone dentro del festival Foto Arte Brasilia 2007. Integrada por una serie de quince imágenes en blanco y negro, la exposición muestra una serie de paisajes en extrema aridez en la que aparecen “elementos naturales aislados y carentes de vida o en estado de descomposición”, con los que Lara hace referencia a la depresión como un estado interno del ser humano y, a la vez, motiva una reflexión respecto a la degradación de la naturaleza. El tratamiento que el autor realiza del paisaje, fue el motivo para que “Desiertos Internos” fuese incluida dentro del que es considerado como el mayor festival de fotografía de América Latina. Vinculado con el Fondo Mundial para la Vida Salvaje (WWF por sus siglas en inglés), el festival realizado en la capital brasileña llega este año a su quinta edición, teniendo como eje principal el medio ambiente y la sustentabilidad. Para el fotógrafo originario del municipio de Tula, participar en un festival que reúne cerca de cincuenta exposiciones de autores de todo el mundo, es relevante tanto por la oportunidad de “convivir y compartir ideas con los organizadores y fotógrafos”, como por ser ésta su primera exposición individual en un festival internacional. El desierto interno Cadáveres de animales, huesos, vegetales marchitos y terrenos yermos son algunos de los elementos que pueblan los “Desierto Internos” de Daniel Orlando. El fotógrafo explica que más que una catarsis, las imágenes de la exposición tienen la intención de convertirse en un “itinerario visual de emociones abstraídas en medio de la nada y que surgen como referente de lo inefable, decadente, aislado y vacío que sugiere la depresión”. Las imágenes también sugieren la empatía que el autor mantiene hacia el medio natural y los seres que lo componen. Daniel Orlando, quien ha basado gran parte de su producción fotográfica en las imágenes que ofrece en entorno de su comunidad, explica que en Tula, una ciudad cercana al medio rural, continuamente se encuentra en contacto con distintos tipos de ecosistemas, desde el desierto hasta zonas boscosas y selvas bajas. “Si voy a correr al cerro y encuentro algo que me llama la atención, lo voy modificando mentalmente hasta encontrar en ello un significado”, comenta sobre la relación creativa que mantiene con su entorno. Fotografiar contra el olvido “La nostalgia incipiente” (2000) y “Retratos de un pueblo” (2002) son dos exposiciones representativas de la intención artística que mantiene Daniel Orlando. En ellas, ha abordado escenas de la vida comunitaria en Tula y ha propuesto la creación de un archivo visual de usos y costumbres de su municipio. La técnica que utiliza, también mantiene un arraigo con la tradición. Cercano más a la tecnología analógica que a la digital, prefiere la fotografía en blanco y negro, en especial, utilizando la técnica alternativa del platino/paladio que requiere luz solar para la impresión de las imágenes y que para él encierra un significado “más artesanal, más poético”. “Medio olvidado”, en uno de los municipios tamaulipecos en los que quizá la migración a Estados Unidos es más notoria —“de eso se mantiene Tula; igual que todo el país”—, Daniel Orlando continúa creando como una manifestación indirecta de su preocupación por “la pérdida de valores e identidad de este pueblo que tiene mucha historia, pero que ha sido ha sido olvidada por nosotros mismos y por el gobierno”. —¿Tu obra podría ser una forma de resistencia contra este olvido? —Yo creo que sí— dice. Fuente: Milenio