El Grupo Ecologista Cangués Azor organiza un taller de fotografía de la naturaleza aprovechando el brillante perfil otoñal de los bosques del espacio protegido

Cangas del Narcea,
Alejandro ÁLVAREZ

Estado Español.- Es otoño. En el parque natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias eso se nota. Una cascada de colores lo inunda todo. Tanto es así, que el Grupo Ecologista Cangués Azor (GECA) no ha podido resistirse a la tentación de inmortalizar algunos de los rincones más recónditos del espacio natural. Para ello, el grupo, en colaboración con la la Consejería de Medio Ambiente y el Ayuntamiento de Cangas del Narcea, organizó estos días un taller de fotografía de la naturaleza en los bosques otoñales del alto Narcea y los valles del río Coto, que contó con el apoyo técnico y la participación de Asedi (Asociación Española de Digiscoping), a través del ojo experto de Samuel Paz y Juan Antonio García, «Juantxu».

Asedi mostró a los participantes, en el Aula de la Naturaleza «El Vallín» los principios de la fotografía de la naturaleza y del digiscoping, técnica que se basa en el uso combinado de una cámara fotográfica digital y un telescopio terrestre, de los utilizados para la observación de fauna en general. Con esta técnica, según señaló José María Díaz, máximo responsable de los ecologistas cangueses, se pueden obtener resultados sorprendentes en la fotografía de animales por el considerable acercamiento a los mismos que supone el uso del telescopio, sin ocasionar molestias a la fauna.

Taller eminentemente práctico, resultó de gran interés al poner a los participantes en contacto con la naturaleza en dos días soleados de otoño en los escarpados y estrechos valles del Coto, cerca de Muniellos, o en las cumbres con espectaculares vistas sobre los valles del concejo cangués. Técnicas de macro, de paisajes, de contraluces, de fotografía de aves con el telescopio, de texturas de los troncos de robles y castaños, de helechosÉ hicieron las delicias de los participantes.

Los organizadores destacaron los recursos plásticos en general de estos paisajes. Fotografía, pintura y distintas artes y también aplicaciones científicas tienen una fuente inagotable de recursos en estos paisajes. Los colores, las luces, las texturas, los elementos naturalesÉ Los participantes supieron sacar partido al bosque en otoño, y el resultado será plasmado en una futura exposición sobre los paisajes del parque natural de las Fuentes del Narcea a lo largo de las cuatro estaciones.

Samuel y Juantxu, de Asedi, destacaron la fuerza del paisaje de la zona, muy contrastado desde los estrechos valles y las altas cumbres, que dan dos tipos de mirada muy distinta al fotógrafo o a la vista del observador de la naturaleza. Esa mirada al infinito desde las zonas altas, la expansión visual a la que el hombre urbano no está acostumbrado, y la mirada de la cercanía, de lo concreto, de luces y sombras, en los valles tan encajados de Fuentes del Narcea; dos miradas muy distintas.

En un espacio natural de estas dimensiones, saber qué especies animales se mueven por la zona, sus rastros, la diversidad de ambientes; ríos, lagos, bosques, valles, montañasÉ abren muchas expectativas al amante de la naturaleza, al fotógrafo, al pintor, al científico o al caminante. Otro estímulo a la hora de percibir el entorno, donde la presencia humana tradicional también es muy importante, pues nos hace ser conscientes de la vinculación del hombre a la tierra, aseguraron los miembros de Asedi. Actos tan sencillos como el ordeño de una vaca o el pastoreo del ganado en una braña muestran la conexión del hombre con su entorno, en una civilización abocada a lo urbano, en la que creemos que ya no estamos ligados al medio natural. Al venir aquí hemos sentido esa conexión del hombre con lo tradicional y la naturaleza y eso se puede transmitir con el arte, con lo que sepamos ver a través del ojo fotográfico, la pintura, el vídeoÉ

En el taller de fotografía quedó de manifiesto el potencial de los paisajes de montaña, tanto a lo largo de las estaciones como a lo largo de un mismo día, con las distintas luces de la mañana o del atardecer. El ocaso en la alta montaña es espectacular, el silencio, la inmensidad de un paisaje en el que sólo se ven valles, bosques y montañas con el sol poniéndose es un espectáculo poco corriente para las personas en general, da una sensación de tranquilidad y aislamiento poco común. El juego de los valles que se cruzan y mezclan entre sí con distintas luces, las texturas de los paisajes y las luces del ocaso te hacen entender lo que la gente de las zonas de montaña han vivido, su aislamiento y autonomía. La falta de apertura, de viento fresco, es el contrapunto. Ver «más allá de las montañas» es lo que quizá falta, abrirse más a conocer qué es lo que se está haciendo en otras zonas con menos recursos que aquí.

También falta, a juicio de Juantxu y los organizadores, una mayor implicación de las administraciones, para que la gente joven se quede en los pueblos, no ya tan volcados a la ganadería y agricultura tradicional, sino con los cambios que la sociedad actual trae consigo, con otros valores y con una mayor formación también de la Administración sobre lo que hay, los recursos naturales, su potencialidad y aprovechamiento sostenible. Por último, el GECA y Asedi apostaron por la importancia de fomentar el paisaje y los recursos naturales a través de las artes plásticas, del vídeo, la fotografía, la pintura o los sonidos como forma de estimulación e implicación de la gente con el medio que les rodea. Trabajando distintas temáticas a las que dan mucho juego estos paisajes del parque natural de Fuentes, como las hojas, las texturas de las cortezas, el agua, las heladas, los frutos del bosque, los pájaros, se puede aprovechar la potencialidad educativa de estos valles y montañas del suroccidente asturiano.

Fuente: lne