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CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

jueves, 25 de octubre de 2007

Cabrales se ve en Gijón

Miguel y Gloria Rojo González, delante de un autorretrato de su padre.

El Museo del Pueblo de Asturias presentó una exposición y un libro sobre el fotógrafo rural Miguel Rojo Borbolla
Gijón, Rebeca AJA
Estado Español.- Aunque nació en Madrid, Miguel Rojo Borbolla (1874-1930) fue siempre cabraliego. De Puertas de Cabrales. De allí era su madre, y de Pandiello su padre. A Puertas se retiró después de pasar por el altar de la ermita de la Virgen de La Salud de Carreña para casarse con Francisca González Fernández. Y en Puertas supo percibir como nadie lo distintas que son dos vidas: la vida en el campo y la vida en la ciudad. Él fue abogado, doctorado en Oviedo. Pero su afición a la fotografía copó su biografía. Tal vez fue esa «sensibilidad» de sentir la vida campesina, recuerda hoy su hija, Gloria Rojo González, la que terminaría dando a conocer a su padre como el primer fotógrafo que se acercó a la Asturias rural. De eso hace más de un siglo. Ahora, una exposición y un libro recuerdan quién fue Miguel Rojo Borbolla y qué veía tras el objetivo de su cámara. Paisajes, costumbres y personas. Entre 1904 y 1913 retrató a vecinos de Puertas en sus quehaceres cotidianos, vistas del pueblo y del concejo de Cabrales, hoy únicas gracias a la exclusividad que da el paso del tiempo. También se acercó a Llanes, donde retrató gentes y paisajes.
Una documentación gráfica de gran valor que desde ayer se puede visitar en el Museo del Pueblo de Asturias (Gijón). Representantes políticos e institucionales, encabezados por el director general de Patrimonio Cultural, José Adolfo Rodríguez Asensio, asistieron a la inauguración de la muestra «Miguel Rojo Borbolla. Fotografías de la vida campesina. Puertas de Cabrales, 1904-1913» y la presentación del libro en el que se recoge la vida y obra del cabraliego. Una compilación de imágenes y recuerdos especialmente emotiva para los descendientes directos de su protagonista: sus hijos, Miguel y Gloria Rojo González.
Al principio, cuando se les planteó la idea de ceder el material fotográfico de su padre «no entrábamos por ello», recuerda Gloria Rojo. Pero no sólo no se arrepienten, sino que agradecen la iniciativa, puesto que el resultado es, hoy, «un homenaje a nuestro padre», afirma. Un padre al que la más pequeña de los dos hermanos nunca llegó a conocer porque una fulminante pulmonía acabó con su vida en el año 1930, cuando su esposa estaba en su segundo embarazo.
Pero cuenta Gloria Rojo que su madre siempre mantuvo muy presente a su padre y, también, su afición por la fotografía. A ella le contaban que su padre revelaba las fotos en casa, en un cuarto que había preparado para ello. Y también que a su hermano mayor, Miguel, le podía la curiosidad de saber qué ocurría en aquel cuarto oscuro. «Mi padre le daba una palmadita en la cara y le decía: «Niño, aquí no se entra, que no puede entrar luz», recuerda Gloria. De ese cuarto salieron negativos inéditos y algún álbum que la repentina muerte de su padre dejó sin terminar. Y valiosos y cuidados clichés en cristal.
En definitiva, imágenes y recuerdos que ahora han quedado plasmados en 167 páginas. Las del libro en el que Juaco López Álvarez («Miguel Rojo Borbolla. Vida y fotografía de un espíritu observador»), Francisco Crabiffosse («Para conocer su mundo. Miguel Rojo Borbolla y la fotografía») y Ángela Griselda Coro Niembro («Puertas y Cabrales en tiempos de Miguel Rojo Borbolla») relatan la vida, la afición y la época de quien, lejos de dejar de lado a la gente del campo, decide sumarse a su actividad cotidiana narrando, en imágenes, las escenas, faenas y sucesos de las gentes de Puertas de Cabrales.
Una narración gráfica única, que las autoridades del Ayuntamiento de Cabrales han anunciado que podrá ser visitada en el concejo. El segundo teniente de alcalde, Jesús Ruiz, asistió ayer a la inauguración de la muestra en la villa gijonesa y expresó el propósito municipal de que la exposición sea trasladada a Cabrales en junio del próximo año, una vez concluida la estancia en el Museo del Pueblo de Asturias. Además, se plantea la posibilidad de dividir sus contenidos en dos emplazamientos distintos, las escuelas de Puertas de Cabrales y el Ateneo Cabraliego, situado en Arenas.


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