Sonría, por favor

CHARLA. K. Fuertes en la Escuela de Fotografía de UFCA. / B. P.

El escritor Kiko Fuertes propone otros usos de la fotografía en una clase magistral impartida en la escuela de UFCA

SANDRA BALVÍN

Estado Español.- La maravilla de obras de los grandes fotógrafos como Avedon, Ramón Masats, Lachapelle, Eugene Smith o Brassaï dejan boquiabiertos a los amantes de la fotografía. Provocan, sin embargo, efectos colaterales en los que empiezan a manejarse con la cámara. Los más optimistas piensan que quizá lleguen. Quienes no confían tanto en su ojo y en su destreza con la cámara sienten una pequeña punzada de desaliento. No. No todos tienen por qué ser un Avedon o una Diane Arbus. A veces la cámara puede convertirse en una herramienta magnífica para dar vida a las ideas y a las palabras.

El escritor Kiko Fuertes sabe mucho de todo eso. Dice no ser fotógrafo, aunque de cuando en cuando hace mejores fotografías de lo que se atrevería a reconocer. Sea como sea, la cámara es para él un arma con la que lanzar palabras y contar historias, casi siempre breves. La máquina de fotos se sitúa a la misma altura que una impresora láser, un PC o una pared. Es cuestión de impulsos.

Un polizón en la maleta

Fuertes impartió una clase magistral sobre «otros usos de la fotografía» en la Escuela de Fotografía de UFCA el pasado jueves. El viaje de su último libro 'Los 400 golpes' sirvió de punto de partida. Fuertes decidió enviar a su libro a recorrer el mundo. Al principio lo hacía casi como polizón en las maletas de sus amigos. Ahora, después de visitar países de cuatro continentes, se ha convertido en el compañero de travesía que da caché a los cruceros y sentido a una subida al Teidel

Fuertes mostró imágenes del 'blog' (www.federicofuertes.blogspot.com), en el que todas las imágenes enviadas desde diversos rincones del mundo aparecen acompañadas de un texto. Destacó una instantánea tomada por Juan Jesús Huelva en India como una de sus favoritas. Muestra un hindú que lee absorto 'Los 400 golpes' en la puerta de un templo. «El libro ha cobrado vida propia a través de la fotografía y durante todo este tiempo yo lo más lejos que he ido ha sido a Bolonia», bromeó Fuertes.

Sobre las paredes

El escritor subrayó dos proyectos puestos en marcha junto al diseñador Luis Maraia. Puede que algunos habitantes de la ciudad recuerden el primero, los libros de pared. Fuertes y Maraia, enfundados en monos rojos, se dedicaron durante un tiempo a empapelar la ciudad con relatos breves del autor.

Las fotografías de pared fueron el siguiente paso de una evolución creativa que prometía no tener límites. Una fotografía de 14 metros cuadrados - formada por folios salidos de una impresora - mostraba una mano que se acercaba peligrosamente a una copa de cristal con el lema «El hombre que rompe todo lo que toca». Desafortunadamente, un paseante anónimo identificó con la propuesta y arrancó la fotografía de un tirón. Fue el final del proyecto.

Maraia y Fuertes decidieron entonces utilizar un formato menos sensible a las agresiones del público y editaron tres números de la revista Et. La fotografía era, una vez más, la excusa para plantear retos, ilustrar palabras e incluso desarrollar una telenovela sobre un ovni, una casa y una aseguradora.

Ultima una página web en la que dará a conocer otros proyectos como los iconos, los malabarismos con logotipos y la construcción de imágenes a golpe de sílabas. La fotografía, en sus manos, responde más que nunca a la frase «sonría, por favor».

Fuente: Sur