La comisaria de la exposición, Enrica Viganó. Albino Mallo.

La obra de este artista gráfico puede verse en la Fundación Caixa Galicia de A Coruña.

ALBINO MALLO

Estado Español (A Coruña).- Dentro de la serie de exposiciones que está ofreciendo por varias ciudades gallegas la Fundación Caixa Galicia, bajo el nombre general de “Fotogalicia 08” ha reservado para estos meses, en su sede central de A Coruña, la de W. Eugene Smith de la que es comisaria, Enrica Viganó, quien estuvo en la ciudad para presentarla.

-¿Cómo definiría a Smith?

-Fue un hito en la historia de la fotografía y del periodismo y un auténtico perfeccionista.

-¿Es cierto que consideraba la fotografía como un ensayo?

-Desde luego y él mismo lo explicó en una entrevista que le hicieron en 1977. Insistió en reivindicar las peculiaridades del verdadero ensayo fotográfico. Porque creía que cuando hacía una serie, tenían que estar todas las imágenes relacionadas entre si, de igual forma que los conceptos cuando se escribe un ensayo.

-¿Pero esta idea, no le causó problemas?

-Al menos en el periodismo. Los “Photo-essays”, es decir relatos en imágenes que alcanzaban cotas increíbles en sus manos, lo convirtieron en un maestro indiscutible, y sin embargo el solía vivirlos como fracasos. Su tormento era tener que dejar en manos de los redactores el resultado final de su trabajo, es decir, la verdadera transmisión a los lectores de los contenidos narrativos, políticos y emotivos.

-¿Sin embargo trabajó mucho tiempo para “Life”?

-Si, y precisamente en esta revista es donde se agudizó más el problema. Es cierto que “Life” le dio la fama internacional presentándolo a un público de enormes dimensiones y por eso le estamos todos agradecidos. Pero Smith en realidad era el único protagonista como investigador, fotógrafo, redactor y compaginador y esto no se lo permitían, lo que llegó a crear unos conflictos que a la larga lo llevaron a pedir la dimisión.

-¿Cuál fue el motivo definitivo?

-Después de polémicas en reportajes fabulosos como la historia de un médico rural o la de una comadrona negra en el profundo sur de 1951, la ruptura partió de uno que hizo sobre la figura de Albert Schweitzer, el médico y filósofo alemán que desempeñaba una labor misionera en África y que recibiría el Premio Nobel. Después de estar con él, y superar algunas diferencias, volvió con el reportaje, pero la redacción lo excluyó de las decisiones relativas a la compaginación a raíz de lo cual pidió su dimisión, primero de palabra, como una amenaza para intentar que lo escuchasen y después por escrito de manera definitiva.

-¿Y luego?

-Ingresó en la famosa agencia Magnum a principios de 1955 con el propósito de materializar proyectos como reportero “free lance”. En el primer encargo, sobre la ciudad de Pittsburgh, Smith puso en juego toda su energía obsesiva, porque así le salía y además por demostrar a los editores de “Life” que era un “revolucionario visual” y que solo a causa de las limitaciones que le imponían, nunca había podido hacer realizad esa revolución. En esta ocasión las autoridades de Pittsburg encargaron al famoso editor húngaro Stefan Lorant la publicación de un libro con ocasión del bicentenario de la ciudad y éste eligió a Smith para que realizase cien fotografías, en tres semanas, sobre aspectos contemporáneos de la metrópolis, pero curiosamente de este trabajo no quedó satisfecho porque era muy exigente consigo mismo, sin embargo está considerado como un extraordinario ensayo fotográfico, de impresionantes dimensiones e inigualable poesía, con un ritmo sincopado que se revela como la única forma posible de traducir en imágenes las contradicciones de una ciudad compleja como Pittsburg.

-¿Qué otros trabajos le hicieron famoso?

-Muchos. Por ejemplo el hundimiento del “Andrea Doria”, un sin fin de portadas de discos para sus amigos del mundo del jazz, documentación de las protestas de los años 60 incluido el festival musical de Woodstock.

-¿Qué pensaba Smith de la fotografía?

-Que las imágenes no solo han de mostrar, sino también de demostrar. Que el fotógrafo tiene el derecho y el deber de participar y su injerencia ayuda en la lectura de la verdad.

-¿Se sorprendía del resultado de su trabajo?

-El mismo declaró que difícilmente se sorprendía cuando revelaba, pues todo lo tenía muy claro en su cabeza en el momento del disparo. Demostró siempre tener un control muy maniático de la luz y de la composición y, a veces, incluso, de la escena.

-Un genio que también dejó un reportaje sobre la España de los años 50 en el pueblo extremeño de Deleitosa.

Fuente: Xornal