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CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

sábado, 13 de septiembre de 2008

Érase una vez América...


Estado Español.- La Fundación Mapfre arranca la temporada con dos sedes para exposiciones. La sala habitual (General Perón, 40) acogerá a partir de ahora exclusivamente fotografía. Y la nueva sede de la fundación (Paseo de Recoletos, 23) exhibirá los demás lenguajes artísticos. A comienzos del próximo mes inaugurará sus nuevas salas con una doble muestra: por un lado, Degas; por otro, «España entre dos siglos. 1900». Tras años dedicada a coleccionar dibujo -atesora una espléndida colección-, la Fundación Mapfre se ha volcado ahora con la fotografía. Un ejemplo: el año pasado se gastó un millón de euros en imágenes de fotógrafos internacionales, que se suman a la serie completa de «Las hermanas Brown», de Nicholas Nixon, que abrió la colección, formada por 180 instantáneas.
Se han incorporado ya nombres como la mexicana Graciela Iturbide, los españoles Joan Colom y Anna Malagrida... Pero el núcleo duro lo forman de momento los fotógrafos norteamericanos. Seis de ellos se han reunido en la muestra inaugural: Walker Evans -a quien la Mapfre dedicará una gran retrospectiva a comienzos de 2009-, Harry Callahan, Helen Levitt, Diane Arbus, Garry Winogrand y Lee Friedlander. «Son protagonistas de un momento importante y feliz de la fotografía norteamericana y creadores de una poética nueva y urbana -comenta Pablo Jiménez, director general del Instituto de Cultura de la fundación-. Marcan seis maneras diferentes de mirar, pero mantienen en común un cierto lirismo y la curiosidad por el espectáculo de las calles en las grandes ciudades; las suyas son miradas llenas de humanidad, que nos acercan y dotan de intensidad a lo que vemos».
Sólo hay dos fotografías de Walker Evans en la colección Mapfre: «Room in Louisiana Plantation House» y «Faces, Pennsylvania Town». Y es que su precio en el mercado se ha desorbitado. El Metropolitan recibió su archivo y monopoliza su legado. Considerado el padre del documentalismo, Evans (Saint Louis, 1903) iba para escritor, pero como él mismo cuenta, «me convertí en un apasionado fotógrafo. No podía pensar en otra cosa. Lo contraje como a un virus». Bendito virus, que nos ha proporcionado algunas de las imágenes más potentes del siglo XX.
Garry Winogrand (Nueva York, 1928) es conocido como «el príncipe de las calles». Creció en el Bronx. Y eso marca. Podemos admirar en esta exposición todas las imágenes que componen el portafolio «Fifteen Photographs», de 1974. Salía todas las mañanas a trabajar con su Leica M4 al cuello. Decía que «lo único realmente difícil es cambiar de carrete cuando las cosas están sucediendo». Muy distinta es la visión de la fotografía de Harry Callahan (Detroit, 1912), una especie de monje-artista, que vive el arte por el arte. La fotografía es su religión. Aquí la ciudad se esconde. Son célebres sus mujeres ensimismadas. En especial su esposa, Eleanor, que se convirtió en su mejor musa. Intimidad e intensidad al 50 por ciento en cada instantánea.
Transgresores e intuitivos
Lee Friedlander (Aberdeen, 1934), por su parte, es el auténtico alma de América. En 2005 el MoMA le dedicó una gran retrospectiva. Sigue haciendo fotos todos los días. Fotógrafo intuitivo donde los haya, pensaba que no había que ir en busca de las fotografías: «Sales y te están mirando fijamente». Su objeto de interés no se centró en el sujeto en sí, sino en el objeto. Habitaciones vacías, en las que la acción se desarrolla a través de televisiones encendidas. La mirada siempre es indirecta. Todo lo contrario que Helen Levitt (Nueva York, 1913). La vida está en la calle y ella simplemente sale a retratarla. Con lirismo y frescura. La inocencia de unos niños jugando es recurrente en su trabajo. Levitt es en fotografía lo que Woody Allen al cine. Nadie como ellos ha sacado mejor partido de la Gran Manzana. Allen, de Manhattan; Levitt, de su Brooklyn natal.
La muestra se cierra con la siempre inquietante y transgresora Diane Arbus. Para esta neoyorquina nacida en 1923, la fotografía es un secreto sobre un secreto. Siempre en el filo de la navaja, sus retratos no dejan indiferente a nadie: sabes que siempre hay una apasionante historia detrás de esos rostros, pero que nunca la vas a descubrir. En «Two friends at home», presente en la exposición, deja abierta la historia a mil interpretaciones. Su suicidio en 1972 no hizo sino aumentar su leyenda. Hay otro neoyorquino presente en la colección Mapfre, Fazal Sheikh, pero no se ha incluido en la muestra. Está previsto dedicarle en el futuro una monográfica a este maravilloso fotógrafo, cuyas imágenes de África, Pakistán, Afganistán, Brasil, Cuba o la India resultan conmovedoras.

Fuente: ABC


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