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CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

sábado, 27 de septiembre de 2008

Exponen en Londres el fascinante fotomontaje europeo de 1920 a 1945

Joaquín Rábago

Inglaterra.- La Estorick Collection, pequeño museo londinense que cuenta con una excelente colección de arte moderno italiano y presta especial atención a las vanguardias del siglo pasado, presenta hasta el 21 de diciembre una exposición dedicada al fotomontaje europeo entre 1920 y 1945.

Aunque la manipulación de las imágenes fotográficas es tan vieja como la fotografía, la concepción modernista del fotomontaje es una extensión radical de técnicas y actividades creativas que emergieron por primera vez en los collages de movimientos artísticos como el dadaísmo, el cubismo o el futurismo. Como explica el comisario de la exposición, el alemán Lutz Becker, el método fue desarrollado por primera vez hacia finales de la Primera Guerra Mundial casi simultáneamente en Berlín y en Moscú.

En la capital alemana, lo hicieron artistas antinazis tan conocidos como John Heartfield, Georg Grosz o Hanna Höch, mientras que en Moscú diversos constructivistas como El Lissitzky, Varbara Stepanova y Gustav Klucis comenzaron a incorporar imágenes fotográficas a sus obras. Aunque admiraban el entusiasmo y vigor del capitalismo norteamericano de entonces y en especial sus manifestaciones tecnológicas y arquitectónicas, los modernistas alemanes confiaban, como los rusos, en la llegada de un socialismo de carácter fuertemente utópico.

El primer encuentro directo de Occidente con las obras de la vanguardia rusa fue gracias a una exposición que se organizó en 1922 en la galería berlinesa van Diemen, en la que una serie de jóvenes artistas soviéticos presentaron obras constructivistas de un rigor y una claridad extraordinarios. Los intercambios
culturales entre Alemania y la joven Unión Soviética durante los años noventa contaron en Alemania con el apoyo de los partidos de izquierda, en especial los comunistas, a los que pertenecían algunos creadores como el citado Heartfield.

Como explica el comisario de la exposición, el alemán Lutz Becker, desde su llegada a Alemania en 1922, el constructivista El Lissitzki se convirtió en intermediario entre los vanguardistas de la Europa Occidental y del Este y las relaciones que estableció con los impulsores de la abstracción geométrica en Occidente fueron la base del constructivismo internacional de los 90.

En los primeros fotomontajes se materializó "el espíritu y la práctica" del constructivismo
Becker señaló que los primeros fotomontajes, en los que se materializó "el espíritu y la práctica" del constructivismo, los hizo en 1919/20 un joven estudiante de arte llamado Gustav Klucis, en una versión tipo collage de su pintura Ciudad Dinámica, en la que amplió la composición pegándole fragmentos de rascacielos y figuras de constructores. Tras la muerte de Lenin en 1924, la principal preocupación de Klucis fue la perpetuación del mito en torno a su figura como lo demuestran las ilustraciones para la revista Moladaia Gvardiia (Joven Guardia), aunque a partir de 1929 mezcló las imágenes del líder soviético y su sucesor, Stalin, para sugerir un sentido de la continuidad.

En la exposición hay una muestra muy interesante de carteles de Klucis, del mucho más conocido Aleksandr Rodchenko y otros artistas como Serguéis Senkin o Varvara Stepanova, junto a obras en las que sus famosos colegas alemanes como Heartfield, Grosz, Höch o Erwin Blumenfeld denunciando la brutalidad del régimen hitleriano o el soborno del Adolf Hitler por el mundo del capital.

También hay excelentes ejemplos de la gran calidad del grafismo y el fotomontaje, con figuras como los holandeses Piet Zwart o Gerrit Kijan, el suizo Jan Tschischold o los italianos Bruno Munari y Enrico Pampolini, muchos de ellos, como tantos de los más de 160 trabajos reunidos, de la colección neoyorquina de Merril C. Berman. Y el cartelismo español está representado por tres trabajos anónimos, uno que anuncia el diario catalán de los trabajadores de la ciudad y del campo, Treball, españoles, y otros dos, editados por el ministerio de Propaganda de la República, dirigidos ambos a llamar la conciencia del mundo sobre la agresión sufrida por la democracia y el pueblo españoles.

Uno de ellos presenta a una madre con su hijo y una casa bombardeada por la aviación mientras que el otro, de gran calidad estética, muestra el primer plano de una niña mientras la sobrevuela, en perfecta formación, una escuadrilla de bombarderos.

El comisario de la exposición dijo que, aunque no está firmado, podría ser incluso del gran cartelista de la España republicana Josep Renau.

Fuente: El Confidencial


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