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CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

jueves, 14 de agosto de 2008

Beatriz Velasco. Sueños transparentes

Estado Español.- En las inquietas y cambiantes paredes del Bar Santana, peculiar espacio expositivo, podemos ver trece fotografías de Beatriz Velasco. Todas de formato 30 por 40 centímetros y en blanco y negro. Ni por tamaño ni por montaje nos llamaría a primera vista la atención la obra de Beatriz Velasco. Son, incluso, fotografías de pequeño formato, como si nos quisiera mostrar el resultado de sus búsquedas privadas y sus logros personales. Fotografías casi íntimas, que reflejan sus inquietudes y sus temas emergentes. La fotografía documental, la historia mostrada en este soporte callado, la luz como único consuelo a tanta destrucción, el tiempo solidario redivivo a pesar de las distancias y la inevitable amnesia.

La exposición recoge algunas imágenes de su visita a Oradour-sur-Glane, el llamado "pueblo mártir". En un viaje intencionado busca no la originalidad sino la intensidad.

Como tantos otros en la historia de la creatividad es un viaje que comporta un elemento de ejercicio, de ensayo, como una aventura creativa, pero también arropa una búsqueda de ideas, de valores, que den sentido al trabajo que empieza a tener una nueva dimensión.

Conocemos todos los rincones del lugar en el que se perpetró una de tantas barbaridades de la II Guerra Mundial. La matanza de Oradour-sur-Glane fue el resultado del ataque por efectivos de la 3ª Compañía del 1er. Batallón del Regimiento Der Führer, de la División SS Das Reich de las Waffen-SS del III Reich en contra de los civiles indefensos presentes en el emplazamiento original de la comuna francesa de Oradour-sur-Glane, en el departamento de Alto Vienne de la región de Lemosín, el 10 de junio de 1944, mientras tenía lugar la batalla de Normandía en la Segunda Guerra Mundial. Aquel día fueron asesinadas 642 personas, contabilizándose 190 hombres fusilados, 245 mujeres y 207 niños ametrallados y quemados en la iglesia, casi todas las personas presentes en la población que además, vio destruida la mayor parte de sus edificios e infraestructuras tras su pillaje e incendio, quedando completamente en ruinas. La noticia se difundió a la semana siguiente en el Time y desde siempre se han conservado sus ruinas y se han considerado como un símbolo contra la barbarie de la llamada especie racional.

En 1944, en Oradour vivía especialmente un nutrido grupo de pensionistas y refugiados de las clases acomodadas, junto con niños originarios del Mediodía-Pirineos y de la Provenza, alsacianos, loreneses y varios judíos, así como varias familias de españoles refugiados del régimen de Franco, murieron dieciocho españoles en la masacre.

Nada nos resulta desconocido y sin embargo, y a pesar del peculiar espacio expositivo de ruidos y distracciones, las fotografías de Beatriz Velasco logran concentrar la mirada e imponer su mensaje. El tema aún nos sigue interrogando. Las connotaciones superan el aspecto meramente documental. Aún hoy la ética y la estética se revuelven en sus contradicciones.

Beatriz Velasco ha querido en esta exposición mostrar un contrapunto al ajetreo laboral del día a día en El Adelantado de Segovia. Compensar el ruido de las apariencias de aquello que consideramos como actual, con el silencio impresionante de la tragedia lejana, pero no olvidada. De los retratos banales cotidianos, que ocupan su trabajo, nos desvía la mirada a la presencia anónima y poderosa de las ausencias de sus fotografías.

Sobran comentarios, pero hay un relato que contar. Beatriz Velasco convierte sus fotografías en fragmentos de esa historia. Y cada fotografía es un instante aún vivo a través de los objetos, de las ruinas, de los hastiales fantasmales de los edificios. La máquina de coser Singer, el cochecito de niño aplastado, la lápida con la imagen difuminada, el árbol con el letrero de "silencio" a la entrada, la solemnidad de la torre fortaleza de la iglesia, las calles fantasmales…. Todas las fotografías de Beatriz Velasco no invitan a transitar el vacío, a responder al silencio.

Con la mayor discreción Beatriz Velasco redirige nuestra mirada de su obra a sus ideas y prefiere que veamos sus imágenes como un exigente ejercicio de compromiso histórico y personal.

La artista

Beatriz Velasco López nace en El Espinar (Segovia). Estudio Bachillerato artístico en la Casa de los Picos de Segovia. En Madrid realiza cursos de fotografía y especializa su formación artística, aunque su interés por la fotografía es realmente vocacional desde su juventud y en el ámbito familiar.

Busca la cámara para dar consistencia a su ojo y crédito a sus vivencias. Se diría que la cámara fotográfica es su alter perceptivo. Siempre le interesó la fotografía documental, por lo que trabajar en el periodismo gráfico era un destino previsible y agradecido. En toda su formación artística estuvo más interesada por los temas, las personas, que por la técnica. Por ello no le ha supuesto trauma alguno pasar de la fotografía analógica a la digital.

Su creciente trabajo siempre se ha expuesto en blanco y negro. Casi se diría que el color le distrae. A su ojo instintivo y libre le preocupa sobre todo captar la luz y fijar el tiempo. Los volúmenes adquieren más textura en blanco y negro y la composición se hace más intensa y comprometida. Incluso su ideario vital de defensa de los derechos humanos y de las causas solidarias se condensa con más fuerza en la trama de grises del blanco y negro.

Desde los quince años se ha empeñado en ver el mundo a través de su cámara y comienza tanto de forma profesional como creativa a encontrar sus temas y su expresividad particular. Sin prisas, sin programas, pero con total determinación, pretende "vivir de y por la fotografía". Esta es su segunda exposición individual. Ha participado en varias exposiciones colectivas. En 2005 ganó el Concurso fotográfico convocado por Titirimundi. Y en 2004 obtiene el segundo premio en el Certamen Nacional de Talavera de la Reina.

Rodrigo González Martín

Fuente: El Adelantado de Segovia


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