Una historia de pequeñas historias
VITALIDAD. Fotografía incluida de la serie 'Callejones de Nápoles' (1951-1958). / MARIO CATTANEO
La exposición 'NeoRealismo. La nueva imagen de Italia' propone un singular recorrido hilvanado por una nueva forma de mirar que fue capaz de redescubrir un país
J.C.P.
Estado Español.- Un cartel enorme llama la atención al paseante. Ella viste de blanco. La tela se ciñe a sus caderas. Camina por una plaza milanesa y un misterioso hechizo rompe la mañana. Decenas de hombres se giran. Sobrecogidos, observan. Seguramente, la magia apenas duró un segundo. Pero, justo en ese momento del año 1954, el fotógrafo italiano Mario De Biasi abrió el obturador de su cámara.
Estado Español.- Un cartel enorme llama la atención al paseante. Ella viste de blanco. La tela se ciñe a sus caderas. Camina por una plaza milanesa y un misterioso hechizo rompe la mañana. Decenas de hombres se giran. Sobrecogidos, observan. Seguramente, la magia apenas duró un segundo. Pero, justo en ese momento del año 1954, el fotógrafo italiano Mario De Biasi abrió el obturador de su cámara.
La instantánea cuelga estos días de la fachada de la sala logroñesa Amós Salvador: es el rostro de la exposición 'NeoRealismo. La nueva imagen de Italia'. La muestra está compuesta por doscientas imágenes de 75 fotógrafos, tomadas en el periodo comprendido entre los años 1932 y 1960, también por revistas de la época, fragmentos de películas y carteles cinematográficos originales.
En conjunto, supone un singular recorrido hilvanado por una nueva forma de mirar que fue capaz de redibujar todo un país. El mejor aval de la tesis reside ahora en la sala Amós Salvador. Basta poner un pie en las instalaciones para fijar el rumbo de la visita. Una serie de carteles cinematográficos marcan la constelación de referencias que guiarán al paseante a partir de ese momento: 'Roma città aperta', 'Ladri di biciclette' o 'La terra trema'.
La fotografía
Justo en ese punto, arranca un exhaustivo periplo eminentemente fotográfico que tiene como único objetivo contar la realidad. En opinión de la comisaria de la exposición, Enrica Viganò, «hasta ahora, la palabra neorrealismo ha estado asociada casi exclusivamente al Grande Cinema italiano; pero, la fotografía también jugó un papel fundamental».
Fue precisamente en 1932, explica, cuando «la 'Mostra della rivoluzione fascista' consagra la fotografía como medio de comunicación de masas». Naturalmente, bajo las directrices del régimen, las imágenes son utilizadas con fines propagandísticos que distorsionan la realidad. Las estampas de trabajadores sonrientes y orgullosos proliferan en la primera parte de la muestra.
No obstante, Viganò precisa que «los fotógrafos, adiestrados para fotografiar el 'mundo real', se encontraron en las manos con un instrumento que ofrecía muchas más posibilidades de las que el régimen explotaba». Las cámaras comienzan a registrar también situaciones de atraso y miseria en evidente contraste con la modernidad voceada por el fascismo.
La objetividad
Caído el régimen, la fotografía se convierte en testimonio de la miseria y también de los esfuerzos por reconstruir un país. Las instantáneas muestran, ya sin cortapisas, la otra realidad. Poco a poco, prolifera un espíritu casi científico en el que la pretensión de objetividad es la directriz clave. Los fotógrafos se convierten en exploradores del territorio.
De esta manera y según Viganò, todas esas historias que no hicieron historia tejen la verdadera trama de un país. La sala Amós Salvador acoge, hasta el próximo 29 de junio, un extenso repertorio de vibrantes encuadres que documentan, sin pudor alguno, la vida en la Italia de la época. Sus autores son muchos de los grandes fotógrafos italianos, entre los que figuran nombres como Mario Giacomelli, Nino Migliori, Cesare Barzacchi o Piergiorgio Branzi.
Concluido el recorrido y ante el reto de explicar qué fue el neorrealismo, la comisaria de la exposición recomienda escuchar a Italo Calvino, uno de los escritores italianos más importantes del siglo XX: «El neorrealismo no fue una escuela, sino un conjunto de voces, un descubrimiento de las distintas italias hasta entonces inéditas. Sin la diversidad de esas italias, desconocidas las unas para las otras, no hubiera existido».
Fuente:El Correo Digital
Fuente:El Correo Digital
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