Luz en la mina
Antonio Corral sigue inspirándose en los mineros, su paisaje y paisanaje, en 'Hombres de carbón', un nuevo libro de fotografías en blanco y negro
LETICIA ÁLVAREZ
La mina es un yacimiento inagotable. No de carbón, que como todo acabará por terminarse, sino de inspiración. Lo sabe bien Antonio Corral Fernández, mierense de Cortina de Figaredo, que creció rodeado de mineros en un entorno hipotecado para siempre por la industria y que aquella imagen de rostros tiznados y niebla sobre los castilletes sigue siendo la musa de su trayectoria artística. Ahora regresa con 'Hombres de carbón', un nuevo libro de fotografías en el que el autor se centra sobre todo en el paisanaje. El paisaje ya formó parte de otra entrega 'Persistencia de la memoria', editado en la misma calidad y en el que una selección de 81 fotografías daba cuenta de las galerías, salas de baños, montes y chigres en los que el minero hace su vida.
En esta ocasión el director de la Escuela de Fotografía GrisArt de Barcelona se centra en los rostros, en las almas de unas personas que, como él expresa, «mueven el mundo, pero nunca salen en la foto». Como hombres «honrados, nobles y leales» describe Corral a los personajes de su libro, aunque no quiere darles nombres ni personalizar en ninguno de ellos. «No quería entrar en ese terreno porque lo que me interesa es crear un documento válido para cualquier actividad minera del mundo. Mi pretensión es huir de los localismos y que las fotografías sirvan tanto para ilustrar una mina asturiana como una polaca».
Corral lleva 25 años creando en torno a la mina. Dice que «es una pasión», que «sólo me siento cómodo cuando me visto el mono y bajo con ellos». Pero, eso sí, nunca pensó en ser minero «porque es un trabajo muy duro que me da mucho respeto». Prefirió entonces fotografiar la mina, contar esas vidas con el lenguaje de la imagen y lo consiguió bajando a las entrañas del yacimiento donde, en ocasiones, para hacer las miles de fotografías que conforman su archivo llega a pasar junto a los trabajadores ocho horas.
«El trabajo en la mina no es fácil. Tampoco la fotografía. En mi caso he empleado el flash de forma lateral para evitar aplanar las imágenes, lo que destruiría el misterio de la situación. Mi idea es recrear las condiciones más parecidas al interior de la mina y, para eso, no tengo reparo en decirlo, hay una manipulación en el laboratorio muy intencionada y elaborada que trata de conseguir esa penumbra y negritud que caracterizan a la mina», explica.
Próximos trabajos
Este impecable libro de fotografías en blanco y negro, testimonio de un patrimonio que ha forjado la idiosincrasia asturiana, ha sido editado con la colaboración del Consorcio de la Montaña Central de Asturias, saldrá a la calle con 1.200 ejemplares en su primera edición.
El próximo trabajo de Corral será, según adelantó, una enciclopedia minera y un documental de hora y media que estará listo en año y medio, otra muestra de que «la mina nunca acaba de inspirarme, sino todo lo contrario».
Fuente: Comercio Digital
La mina es un yacimiento inagotable. No de carbón, que como todo acabará por terminarse, sino de inspiración. Lo sabe bien Antonio Corral Fernández, mierense de Cortina de Figaredo, que creció rodeado de mineros en un entorno hipotecado para siempre por la industria y que aquella imagen de rostros tiznados y niebla sobre los castilletes sigue siendo la musa de su trayectoria artística. Ahora regresa con 'Hombres de carbón', un nuevo libro de fotografías en el que el autor se centra sobre todo en el paisanaje. El paisaje ya formó parte de otra entrega 'Persistencia de la memoria', editado en la misma calidad y en el que una selección de 81 fotografías daba cuenta de las galerías, salas de baños, montes y chigres en los que el minero hace su vida.
En esta ocasión el director de la Escuela de Fotografía GrisArt de Barcelona se centra en los rostros, en las almas de unas personas que, como él expresa, «mueven el mundo, pero nunca salen en la foto». Como hombres «honrados, nobles y leales» describe Corral a los personajes de su libro, aunque no quiere darles nombres ni personalizar en ninguno de ellos. «No quería entrar en ese terreno porque lo que me interesa es crear un documento válido para cualquier actividad minera del mundo. Mi pretensión es huir de los localismos y que las fotografías sirvan tanto para ilustrar una mina asturiana como una polaca».
Corral lleva 25 años creando en torno a la mina. Dice que «es una pasión», que «sólo me siento cómodo cuando me visto el mono y bajo con ellos». Pero, eso sí, nunca pensó en ser minero «porque es un trabajo muy duro que me da mucho respeto». Prefirió entonces fotografiar la mina, contar esas vidas con el lenguaje de la imagen y lo consiguió bajando a las entrañas del yacimiento donde, en ocasiones, para hacer las miles de fotografías que conforman su archivo llega a pasar junto a los trabajadores ocho horas.
«El trabajo en la mina no es fácil. Tampoco la fotografía. En mi caso he empleado el flash de forma lateral para evitar aplanar las imágenes, lo que destruiría el misterio de la situación. Mi idea es recrear las condiciones más parecidas al interior de la mina y, para eso, no tengo reparo en decirlo, hay una manipulación en el laboratorio muy intencionada y elaborada que trata de conseguir esa penumbra y negritud que caracterizan a la mina», explica.
Próximos trabajos
Este impecable libro de fotografías en blanco y negro, testimonio de un patrimonio que ha forjado la idiosincrasia asturiana, ha sido editado con la colaboración del Consorcio de la Montaña Central de Asturias, saldrá a la calle con 1.200 ejemplares en su primera edición.
El próximo trabajo de Corral será, según adelantó, una enciclopedia minera y un documental de hora y media que estará listo en año y medio, otra muestra de que «la mina nunca acaba de inspirarme, sino todo lo contrario».
Fuente: Comercio Digital
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