Luna Córnea renace con magna edición dedicada a Nacho López
Definió muchos de los caminos de la fotografía mexicana de la segunda mitad del siglo XX, dice Alfonso Morales
Será presentada el jueves 22, en el Centro de la Imagen
Luego de un receso de dos años, la revista de fotografía Luna Córnea reaparece con una magna edición de 500 páginas, y tiraje de 6 mil ejemplares, de los que 2 mil son de pasta dura y los restantes en rústica.
Lo que equivale al número 31 está dedicado a la obra y vida de Nacho López (1924-1986), convertido involuntariamente en “padrino” de la nueva etapa de la publicación fundada en 1992 por Pablo Ortiz Monasterio, ya que la edición estuvo lista desde finales de 2006.
Luna Córnea, editada por el Centro de la Imagen (CI), ahora se ha aliado con la editorial RM, de Ramón Reverté, “bibliófilo con mucho interés en la fotografía, que nos va a permitir aprovechar nuestros no excesivos recursos económicos y, sobre todo, recuperar la distribución internacional, su periodicidad y mejorar la calidad de producción editorial”, expresa su director Alfonso Morales.
No obstante que el número 31 de Luna Córnea circula en librerías desde principios de año, su presentación formal será el jueves 22 a las 19:30 horas en Plaza de la Ciudadela 2, Centro, en un acto encabezado por Carlos Monsiváis y Sergio González. Pero, dos días antes (martes 20), a partir de las 20:30 horas, se celebrará su “resurrección” con una fiesta en el nuevo teatro El Milagro, Milán 24, colonia Juárez.
La edición cuenta con textos de Armando Bartra, Margo Glantz, Rodrigo Moya y el propio Nacho, entre otros.
Cercanía con otras artes
A la pregunta, ¿por qué Nacho López?, Alfonso Morales contesta que “sin duda es el fotógrafo más relevante e influyente de la segunda mitad del siglo XX en México”.
Este número da cuenta del amplio territorio recorrido por este maestro nacido en Tamaulipas, desde sus inicios como fotoperiodista, sus vínculos con el cine, la manera en que modernizó el registro fotoperiodístico mediante sus foto ensayos, anota el especialista.
También su cercanía con disciplinas como la danza –su familia tiene dos bailarinas, su hermana Rocío Sagaón y su hija Pilar Urrueta–, la arquitectura, la música, además de su magisterio que se expresó en el estudio, la calle, las publicaciones, que en las aulas, agrega Morales.
“Estamos ante un autor –señala– que definió muchos de los caminos de la fotografía mexicana de la segunda mitad del siglo XX. Están vivos, vigentes, en activo, muchos de sus alumnos en casi todos los medios. No hay autor importante de la fotografía, no sólo periodística, que no tenga algún vínculo, inclusive, insospechado, con la obra de Nacho López.”
Entre las “novedades” publicadas, se revisan sus foto ensayos definidos por Morales como performáticos: “Son esta idea de no sólo registrar lo que la realidad ofrece, sino con la ayuda de la camera, provocar a que la realidad genere nuevas situaciones. Ahora, en proyectos de varios artistas contemporáneos se puede ver este tipo de ensayos, como esta historia (La Venus se fue de juerga por los barrios bajos) de seguir un artesano y un maniquí por la ciudad de México, o como ese registro (Cuando una mujer guapa parte plaza por Madero) de las reacciones de los peatones masculinos ante las bellas formas de una vedete, Maty Huitrón.
“Luego, su participación en lo que entonces se llamaban museos dinámicos, que anticipan la estrategia de las tomas o de las acciones in situ del arte contemporáneo. Y, bueno, esta capacidad de entender todos los registros de la fotografía, todas sus posibilidades de presentación, del registro periodístico a la foto construida, del reportaje callejero a la fotorreportaje.”
Nacho López murió justo cuando empieza el gran interés por la fotografía.
“Más que todo nos legó mediante sus documentos, sus artículos, su correspondencia, un testimonio de la larga batalla de la fotografía mexicana por hacerse un lugar en la institucionalidad cultural y en el aprecio artístico.
“Una de las maneras de leer esta edición es ver cómo fue una batalla constante, y en casi todas estas escaramuzas estuvieron presentes las opiniones y el empuje de Nacho López, quien fue un líder de opinión. No hay organización importante de la fotografía mexicana, desde los clubes de los años 50, hasta el Consejo Mexicano de Fotografía, el propio CI, donde no estuviera presente su opinión. Entonces, creo que todavía alcanzó a ver que a final de cuentas la realidad se impuso y la fotografía tuvo el lugar que se merece en el aprecio cultural.
“No vivió el boom desorbitado que ha marcado esas últimas dos décadas, pero entendió –me acuerdo haberlo conversado con él– que esa valoración ya no tenía regreso.”
Morales acota que Luna Córnea es el resultado de “la colaboración de muchos amigos y personas que nos brindan su trabajo y su tiempo. En esa medida la revista pertenece a toda esa comunidad, desde la que la vamos a defender. No vamos a dejar que muera”.
Fuente: La Jornada
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