El compromiso de Helen Zout, la “Mujer destacada” de la Provincia
El reconocimiento le fue otorgado ayer. La reportera platense desarrolló un extraordinario trabajo sobre la última dictadura que padeció la República Argentina. Fotografió a sus sobrevivientes, entre ellos Julio López. Trabaja en el Senado bonaerense y sus obras recorren el mundo.
Víctor Melchor Basterra estuvo secuestrado en la Esma, sufrió en carne propia las atrocidades del régimen genocida y obtuvo valiosísimas imágenes que respaldaron las acusaciones durante el Juicio a las Juntas Militares.
Basterra había sido obligado a tomar las fotografías con las que los torturadores confeccionaban credenciales apócrifas para robar identidades y perpetrar ilícitos.
Sabio y valiente, el hombre hizo varias copias de más, las conservó en secreto arriesgando su vida y luego las sacó a la luz para desenmascarar a sujetos de la calaña de Astiz.
Basterra es una de las víctimas de aquel período doloroso y gris de nuestra historia que la estupenda fotógrafa Helen Zout se ocupa de mantener presente en la memoria.
Comprometida en la defensa de los derechos humanos y autora de obras que se ganaron un lugar en la exposición permanente del Museum of Fine Art de Houston (Texas, EEUU) Helen fue declarada ayer “Mujer destacada de la provincia de Buenos Aires”.
Artista, docente e investigadora, Helen vino a este mundo en Santa Fe (1957); pero al igual que muchos otros se convirtió en platense por adopción. De hecho, se la reconoce como la primera reportera gráfica de nuestra ciudad.
En forma independiente desarrolló trabajos fotográficos de investigación inspirados en las problemáticas sociales. Se destaca entre ellos “Huellas de desapariciones durante la última dictadura militar en Argentina 1976 - 1983”, con el que obtuvo la beca John Simon Gugenheim, en 2002.
La misma obra fue declarada de interés nacional (2005) y legislativo, provincial y educativo (2007) en nuestro país.
Helen también fotografío a Julio López, sobreviviente de los centros clandestinos de detención y testigo clave del juicio en el que se condenó al genocida Miguel Etchecolatz.
La imagen del hombre que aún hoy sigue desaparecido, impacta, conmueve e invita a una profunda reflexión. Fue tomada en 2002 y parece mostrar las huellas de las torturas a las que fue sometido.
“Cuando era joven y estudiaba Antropología me fueron a buscar a casa. Estaba embarazada de mi primer hijo. Por suerte esa noche con mi marido nos habíamos escapado a Buenos Aires, en donde nos tuvimos que quedar un largo tiempo. Fueron años oscuros que me marcaron para toda la vida”, relató Helen durante una de sus tantas charlas con Hoy.
Su colección de obras sobre la dictadura es
-dice- “un puente invisible que atraviesa la huella generacional”, para unir a quienes la padecieron de manera directa con los adolescentes que heredaron un país devastado por el odio, la sinrazón y la entrega.
Las imágenes de los sobrevivientes hablan por sí solas y fueron vistas por alumnos de varias escuelas locales en el Salón de los Pasos Perdidos de la Legislatura.
La autora también logró una colección sobre “Niños con sida” con la que ganó el primer premio Miguel Gordman, y desarrolló un trabajo fotográfico en los hospitales neuropsiquiátricos. Gracias a este último obtuvo el primer premio del Salón nacional de fotografía 1989 y una beca del Fondo Nacional de las Artes.
Pero sin dudas, sus trabajos de mayor impacto son los que viene realizando tanto con los ex detenidos como con los padres e hijos de desaparecidos. La investigación la ha llevado a perpetuar en imágenes aquellos sitios que fueron usados como centros clandestinos de detención y postales del Río de la Plata, triste escenario de los malditos vuelos de la muerte.
Hoy en día se desempeña como fotógrafa de la Cámara de Senadores de la provincia de Buenos Aires y sus trabajos recorren los salones y galerías de la Argentina y el mundo.
Fuente: Diario Hoy
Víctor Melchor Basterra estuvo secuestrado en la Esma, sufrió en carne propia las atrocidades del régimen genocida y obtuvo valiosísimas imágenes que respaldaron las acusaciones durante el Juicio a las Juntas Militares.
Basterra había sido obligado a tomar las fotografías con las que los torturadores confeccionaban credenciales apócrifas para robar identidades y perpetrar ilícitos.
Sabio y valiente, el hombre hizo varias copias de más, las conservó en secreto arriesgando su vida y luego las sacó a la luz para desenmascarar a sujetos de la calaña de Astiz.
Basterra es una de las víctimas de aquel período doloroso y gris de nuestra historia que la estupenda fotógrafa Helen Zout se ocupa de mantener presente en la memoria.
Comprometida en la defensa de los derechos humanos y autora de obras que se ganaron un lugar en la exposición permanente del Museum of Fine Art de Houston (Texas, EEUU) Helen fue declarada ayer “Mujer destacada de la provincia de Buenos Aires”.
Artista, docente e investigadora, Helen vino a este mundo en Santa Fe (1957); pero al igual que muchos otros se convirtió en platense por adopción. De hecho, se la reconoce como la primera reportera gráfica de nuestra ciudad.
En forma independiente desarrolló trabajos fotográficos de investigación inspirados en las problemáticas sociales. Se destaca entre ellos “Huellas de desapariciones durante la última dictadura militar en Argentina 1976 - 1983”, con el que obtuvo la beca John Simon Gugenheim, en 2002.
La misma obra fue declarada de interés nacional (2005) y legislativo, provincial y educativo (2007) en nuestro país.
Helen también fotografío a Julio López, sobreviviente de los centros clandestinos de detención y testigo clave del juicio en el que se condenó al genocida Miguel Etchecolatz.
La imagen del hombre que aún hoy sigue desaparecido, impacta, conmueve e invita a una profunda reflexión. Fue tomada en 2002 y parece mostrar las huellas de las torturas a las que fue sometido.
“Cuando era joven y estudiaba Antropología me fueron a buscar a casa. Estaba embarazada de mi primer hijo. Por suerte esa noche con mi marido nos habíamos escapado a Buenos Aires, en donde nos tuvimos que quedar un largo tiempo. Fueron años oscuros que me marcaron para toda la vida”, relató Helen durante una de sus tantas charlas con Hoy.
Su colección de obras sobre la dictadura es
-dice- “un puente invisible que atraviesa la huella generacional”, para unir a quienes la padecieron de manera directa con los adolescentes que heredaron un país devastado por el odio, la sinrazón y la entrega.
Las imágenes de los sobrevivientes hablan por sí solas y fueron vistas por alumnos de varias escuelas locales en el Salón de los Pasos Perdidos de la Legislatura.
La autora también logró una colección sobre “Niños con sida” con la que ganó el primer premio Miguel Gordman, y desarrolló un trabajo fotográfico en los hospitales neuropsiquiátricos. Gracias a este último obtuvo el primer premio del Salón nacional de fotografía 1989 y una beca del Fondo Nacional de las Artes.
Pero sin dudas, sus trabajos de mayor impacto son los que viene realizando tanto con los ex detenidos como con los padres e hijos de desaparecidos. La investigación la ha llevado a perpetuar en imágenes aquellos sitios que fueron usados como centros clandestinos de detención y postales del Río de la Plata, triste escenario de los malditos vuelos de la muerte.
Hoy en día se desempeña como fotógrafa de la Cámara de Senadores de la provincia de Buenos Aires y sus trabajos recorren los salones y galerías de la Argentina y el mundo.
Fuente: Diario Hoy
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