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CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

sábado, 2 de febrero de 2008

Toni Catany, el color de la fantasía

Una imagen de la exposición de Tony Catany. - S.E.

El prestigioso fotógrafo mallorquín inauguró ayer una exposición en la Diputación de Huesca

Vive y crea ajeno a las modas, disfruta de lo que hace y experimenta continuamente para encontrar el procedimiento adecuado para los fines que persigue. Toni Catany (Llucmajor, Mallorca 1942) sigue su propio camino y ese derrotero le ha llevado por medio mundo hasta colgar sus fotografías en lo más alto del reconocimiento internacional. De cuando en cuando, hace un alto para mostrar su trabajo al público.

HUESCA.- Sus fotografías son muy pictóricas, unas veces debido a la técnica empleada y, en general, porque el punto de partida de Toni Catany es la pintura. “Yo considero la fotografía como un arte plástica. Siempre digo que la historia de la fotografía empieza con las pinturas rupestres y enseguida llega la época industrial en la que se inventa la máquina y sale una cámara para hacer fotos”, reflexiona el artista.

Ayer se inauguró en la sala de exposiciones de la Diputación Provincial de Huesca la primera retrospectiva del fotógrafo mallorquín, que por la mañana mantuvo un encuentro con los alumnos de la Escuela de Arte. Bajo el título “El artista en su paraíso”, la retrospectiva permitirá ver a los oscenses, hasta el próximo 23 de marzo, una selección de las mejores imágenes tomadas por Catany, desde sus primeros calotipos (1979-1982) a las últimas Polaroid transportadas (1994-2000). La muestra se ha podido contemplar ya en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), que fue donde se inició, Niza, Palma de Mallorca y Madrid.

En el acto inaugural, la diputada Elisa Sanjuán calificó al fotógrafo como “un artista de primera línea”, y el director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Ramón Miranda, elogió la calidad de los programas culturales de la Diputación y el Ayuntamiento de Huesca, vanguardistas y capaces de marcar orientaciones. Toni Catany, por su parte, cedió el protagonismo del acto a su obra y se prestó amablemente para resolver cualquier duda que se le plantease al público.

SU EVOLUCIÓN

La sala de la DPH refleja la evolución del fotógrafo, a través de cuatro temas clásicos de las artes plásticas: paisajes, desnundos, retratos y naturalezas muertas. Empezó con una técnica inventada en 1835, que estaba en desuso y olvidada, los calotipos, realizados con una cámara antigua y sin obturador. Eran negativos sobre papel y copias positivizadas por contacto. Con este procedimiento hizo fotografías de paisajes, naturalezas muertas y desnudos.

Al tiempo que experimentaba con los calotipos, realizó con técnicas más convencionales, sobre todo, naturalezas muertas, primero en blanco y negro, y después, en color. Parte de este trabajo se ve reflejado en el libro “Natures mortes” (1987).

La producción de Toni Catany es muy amplia, pero son precisamente las naturalezas muertas lo que le dieron la mayor proyección internacional. “Los calotipos necesitaban exposiciones muy largas y en vez de fotografíar gente -que también hizo después al dominar la técnica- precisaba cosas que no se movieran”. Empezó con los bodegones y pronto se dio cuenta de que escogía los objetos con una intención y que a partir de ellos podía expresar muchas cosas. Eran tiempos en los que las naturalezas muertas estaban completamente desprestigiadas, nadie hacía bodegones. Sin embargo, los suyos, sobre todo las fotografías a color, enseguida llamaron la atención de los especialistas.

“Yo metía mucho de mí mismo a través de los objetos; y la gente, muy inteligente, lo captaba y se prestaba a interpretar las fotografías, cada cual a su manera”, explica Catany.

Y el deseo de investigar en sus raíces le llevó a iniciar toda la serie dedicada al Mediterráneo: “La meva Mediterrània” (1991).

Después de trabajar los bodegones durante 15 años, Catany tenía la sensación de que se estaba repitiendo y que cada vez era más difícil aportar algo nuevo a su trabajo. “Y surgió una cosa totalmente opuesta, que fue como abrir una gran ventana de aire fresco”, recuerda. Y decidió, con la técnica del calotipo, dedicarse al desnudo masculino. El mejor exponente de este trabajo es “Somniar déus” (1993). “Era una forma de trabajar completamente opuesta. El bodegón lo tenía siempre en casa, componía a mi antojo y, cuanto lo tenía todo a punto, disparaba la foto y ya está. El desnudo era hacer una sesión con modelo, muchas fotos en lugar de una como en el bodegón y seleccionar el material interesante de la sesión. Después, reencuadraba las fotos y hacía la versión definitiva. En el bodegón era aquello, y no se tocaba para nada”, explica.

Comenzó a trabajar con el color, pero el color le molestaba y no le dejaba hacer lo que él quería. Pasó al blanco y negro, y así trabajó durante cuatro años. Catany buscaba la forma y el movimiento, y la iluminación le daba un volumen a la obra que en ocasiones podía llevar a pensar que se trata de una escultura y no de un modelo.

“Me invitaron después a hacer un reportaje de Libia y la arqueología siempre me ha interesado. Para ese viaje, cogí una película extraña para hacer pruebas, que ya no existe hace años, que era la película Polapan de Polaroid instantánea. Hacía diapositivas en blanco y negro, y las revelaba en el mismo sitio donde hacía la foto con un aparatito. El resultado me entusiasmó”. Entonces decidió realizar otro recorrido por algunos vestigios arqueológicos de países del Mediterráneo (Egipto, Roma, Grecia...) y el resultado es el libro “Obscura memoria” (1994). “A las ruinas del Mediterráneo yo las llamo a veces ‘La casa de los dioses’, porque a los desnudos los había titulado ‘Soñar en dioses’”, apunta el autor. Si en el libro de desnudos había imágenes de modelos que parecían esculturas, en “Obscura memoria” Catany introdujo esculturas que parecían figuras de carne y hueso. “Siempre me ha gustado hacer en los libros este pequeño juego”, y admite que le divierte comprobar que a veces es difícil para el público distinguir si se halla ante una escultura o ante un cuerpo humano.

Cumplida, posiblemente, otra etapa, Toni Catany pensó que había llegado el momento de hacer retratos, y se planteó que quería que fueran en color, pero no el de las películas existentes, “demasiado tecnicolor”. Y surgió esa técnica que ya conocía, pero no sabía cómo llevarla a cabo: la película Polaroid transportada sobre una superficie cien por cien de papel de algodón. “Hacía retratos durante mis viajes, pero aparte hice otra vez paisaje, bodegones y desnudos. Como me gustaba mucho el color que daba esa técnica, vuelvo a hacer los desnudos en color; y los bodegones, que los había hecho siempre dentro de un cuadrado, los hago ahora en un rectángulo, que es lo que me permite la Polaroid, pero además los hago digitales y en blanco y negro. Son bodegones muy especiales”.

Las fotografías de Toni Catany parecen ajenas al paso del tiempo. Quizás por eso son tan universales. El público adquiere un gran protagonismo ante sus imágenes, porque más que mostrar abiertamente algo, son misteriosamente sugerentes. “Eso permite a la gente que las haga suyas -reconoce el autor- y que les pueda sacar unos sentimientos, que pueden ser muy diferentes a los que yo he expresado. Y la gente se enrolla. Lo comprobé con los bodegones, si no pongo nada de mí mismo, la gente los ve sólo como decorativos y no se enrolla”.

Toni Catany está ahora pensando y trabajando en nuevos proyectos. Quiere publicar un libro sobre el Caribe, a donde ha viajado en bastantes ocasiones, y otro sobre naturalezas muertas digitales en blanco y negro. Y seguro que seguirá experimentando. “Si no, sería aburridísimo -asegura-. Todo esto no es que lo busque, surge. Es vivir con las atentas puestas un poco, para ver qué hay de nuevo y qué puedo hacer”.

“Con lo que más disfruto es con lo último que estoy haciendo -añade-. Lo demás me sirve para recordar lo que disfruté cuando lo hice, pero ya está”.

Myriam MARTÍNEZ

Fuente: Diario del Alto Aragon


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