5 preguntas a Asela Torres
ASELA TORRES
Por Luis de la Paz
Nacida en La Habana, la fotógrafa emprendió una carrera en una época en que no abundaban las mujeres dedicadas al oficio. Sus archivos son realmente impresionantes, los cuales, según dijo, donará oportunamente a la Cuban Heritage Collection de la Universidad de Miami. Su trabajo lo ha mostrado en numerosas exposiciones personales y colectivas, como la de Paisajes y Closeups en la Gallery Burnine’s Downtown (1981), Dos siglos de Teatro Hispano en los Estados Unidos en The Historical Museum of Southern Florida (1985) y por el Quinto Centenario del Descubrimiento de América, que estuvo expuesta en Saint Thomas University, en Tallahassee, la capital del estado, en 1992, entre otras. Asela Torres, quien planea publicar un libro de su trabajo, rememora algunos episodios de su trayectoria y de su profesión.
1.—¿Cómo fueron sus comienzos?
2.—¿Cómo se desarrolla su carrera cuando se independiza de su maestro?
3.—Usted sale de Cuba y se encuentra otra realidad, hasta que se establece en Miami. ¿Qué nos podría narrar sobre esa etapa? —Salgo de Cuba en 1968 para España y me encuentro un escenario donde la mujer estaba limitadísima y temí que no pudiera continuar con mi carrera. En Cuba habían sido muy difíciles los años después de 1959, donde todo comenzó a escasear, no había químicos para el revelado, papel, ni siquiera rollos. Recuerdo que en una ocasión conseguí diez rollos de unas cajas que habían caído al mar durante el trasiego. Ya en España logré tomar fotografías en bodas y bautizos, pero me pagaban muy poco porque no tenía permiso de trabajo. 4.—¿Cómo afecta (si cabe el término) la tecnología moderna digital a la fotografía tradicional? —El que conozca profundamente la fotografía tradicional, domina todos los pasos de un buen fotógrafo. Luego la tecnología digital hace el trabajo más fácil, pero no te cambiaría un film por una digital. La densidad que tiene un filme, no la tiene una digital. El éxito de la digital se logra en la computadora. En la cámara tradicional es el artista quien marca la pauta. 5.—Usted ha tomado por muchos años imágenes de diversos eventos, ¿por qué lo ha hecho? —Por amor. Así de simple. Para el legado que podré dejar del trabajo de los exiliados cubanos. Gracias a una amiga, la actriz Aurora Collazo, comencé a tomar fotos de las obras en Teatro Las Máscaras. Son siempre imágenes en acción, no se está posando para la foto. Yo he tenido la dicha de haber recogido la época de oro del teatro cubano en Miami, que fue entre los setenta y ochenta. Entre ellas se hicieron La malquerida, Vidas privadas, El super, Santa Camila de La Habana Vieja, La tía de Carlos, Aire frío, Las niñas ricas de Camagüey, Un tranvía llamado Deseo, La Chunga, María Antonia, La noche de los asesinos y muchísimas más. Mis archivos hablan de la labor de los cubanos que abandonaron su tierra para comenzar de cero, pero siempre llevando consigo su patria y su arte. Soy una cronista visual del exilio cubano, por eso fotografío todo lo que puedo, porque estoy captando el rostro de los exiliados.
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