Noelia García Bandera: «Soy parte del cruel juego de la belleza»
MIRADA. La fotógrafa malagueña Noelia García Bandera. / CARLOS MORET
Noelia García Bandera / Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Málaga y profesora en la Escuela de Arte de San Telmo (Málaga, 1974) / Fotógrafa, sus imágenes pisan con fuerza en prestigiosos espacios del arte contemporáneo / Cabezota, amiga de sus amigos, aprendió de su padre los secretos de una cámara / Su mirada y su objetivo desentrañan la identidad femenina y cuestionan el papel que la sociedad le ha impuesto a la mujer /
Una entrevista de M. Eugenia Merelo
¿Recuerda su primera foto?
¿Horrorosa! Cuando ahora recuerdo las primeras fotos que hacía cuando cayó una máquina en mis manos veo que mi mirada no estaba educada para nada. Pero mi fotografía artística fue en blanco y negro, manipulada totalmente por mí, es decir, desde la toma al laboratorio. Eran fotografías con un trato muy pictórico y siempre, como ahora, con el modelo femenino presente.
¿Y qué o quién educó su mirada?
Mi mirada está educada por la Historia del Arte. Soy doctora en Historia del Arte y el estudiar, el leer y el ver muchísimas imágenes me educaron la mirada. De ahí viene mi mirada, aunque siempre he tenido el instinto dentro, mi padre es fotógrafo y he crecido con las cámaras.
Una mirada insistente hacia la mujer.
Miro a la mujer desde mi primera foto. He tomado como referente mi propia identidad, la femenina. No he tocado otro tema. Tal vez quiera contar a través de mi cuerpo, de mi identidad; contar, criticar, expresar muchísimas cosas.
Un retratado, ¿es una persona convertida en fantasma?
No, no le robo el alma a nadie, como los indios creen, que la fotografía roba el alma. Para mí un retratado es una extensión de mí, no robo el alma, doy parte de mis inquietudes.
¿Aportar inquietudes y agitar las conciencias?
Mi propia conciencia. En muchas imágenes critico cosas que yo realmente hago. Critico esta belleza estereotipada que hay hoy en día. Bueno pues yo me meto en ese saco, yo soy parte de ese cruel juego de la belleza, estoy dentro del mercado, dentro de la sociedad, de los modelos más mediáticos. Critico y me autocrítico.
¿Una rebelión visual?
Tanto, tanto... no sé si seré tan osada con mi fotografía. Tal vez ayuden mis imágenes a que nos concienciemos un poquito más, sobre todo el sector femenino, porque el masculino siempre se queda un poco aparte, siempre lo ve desde la frontera. Las que tenemos que estar dentro de los cánones y los estereotipos somos nosotras.
¿Vivimos atrapadas por demasiados cánones sociales?
Totalmente. Nos hemos dejado engañar, somos víctimas y somos verdugos. La sociedad actual nos ha engañado con el cine y la publicidad, pero nosotras mismas nos hacemos unos test que no son nada creíbles.
El feminismo, ¿nos ha tendido nuestras propias trampas?
El feminismo tiene muchas vertientes y a veces ha sido cruel con la mujer. Cuando me preguntan si soy una artista feminista digo que soy una artista femenina.
¿Y cómo liberarnos?
Difícil, tendríamos que aislarnos. Vamos por la calle y vamos engullendo imágenes, y esas imágenes siempre repercuten en nuestra visión, en nuestras ideas y en nuestra mente, queramos o no. Tendrían que quitar la televisión, la publicidad, todo. Son redes que nos van contagiando.
La búsqueda de la perfección, ¿pesa?
Sí, la mujer tiene que ser perfecta en el trabajo, en la casa, como mujer, como esposa, como madre. No se nos permite ser imperfectas. Es como si hubiese una flecha que, en el momento en que somos imperfectas, se dispara y nos da. Es una cárcel. El hombre tiene más libertad para ser imperfecto.
¿Nos iría mejor si nos olvidásemos de los príncipes y de las princesas?
Sí, pero siempre nos están recordando que las princesas y los príncipes sí existen. Yo puedo tener más conciencia y saber que son modelos irreales, no válidos para mi vida. Pero hay personas que no lo ven. Ese es el problema, pensar que la felicidad está en princesas y príncipes. Y las princesas y los príncipes de hoy en día son los concursantes de 'Gran Hermano'.
¿Por qué nos gusta tanto hacernos fotos?
Porque somos hedonistas, nos encanta. Cada vez conozco menos personas que se quiten de la foto. Somos cada vez más narcisistas.
¿El blanco y negro es la poesía y el color, la prosa?
Son dos técnicas diferentes. Empecé en blanco y negro y fue muy importante en mi vida y me enseñó el lado artesanal de la fotografía. A lo mejor el color es más frío. El blanco y negro es movimiento, es artesanal, es el color de los químicos. Sí, tal vez contenga su propia poesía. Pero yo trabajo ahora en color.
¿Cómo le explicaría una fotografía suya a un ciego?
Mis imágenes son táctiles, porque el cuerpo es táctil y tiene volúmenes. Creo que a través de mi propio cuerpo, una persona invidente podría sentir mi fotografía. Mi fotografía siempre está representada por cuerpos, por seres, por figuras, femeninas.
¿Fotografiaría algo con los ojos vendados?
Por supuesto. No me importa, muchas veces tiro fotografías al azar, sobre todo con las Polaroid.
¿Qué es su cámara?
Una prolongación de mi cuerpo. Sin mi cámara no soy nada.
Fuente: Diario Sur
¿Recuerda su primera foto?
¿Horrorosa! Cuando ahora recuerdo las primeras fotos que hacía cuando cayó una máquina en mis manos veo que mi mirada no estaba educada para nada. Pero mi fotografía artística fue en blanco y negro, manipulada totalmente por mí, es decir, desde la toma al laboratorio. Eran fotografías con un trato muy pictórico y siempre, como ahora, con el modelo femenino presente.
¿Y qué o quién educó su mirada?
Mi mirada está educada por la Historia del Arte. Soy doctora en Historia del Arte y el estudiar, el leer y el ver muchísimas imágenes me educaron la mirada. De ahí viene mi mirada, aunque siempre he tenido el instinto dentro, mi padre es fotógrafo y he crecido con las cámaras.
Una mirada insistente hacia la mujer.
Miro a la mujer desde mi primera foto. He tomado como referente mi propia identidad, la femenina. No he tocado otro tema. Tal vez quiera contar a través de mi cuerpo, de mi identidad; contar, criticar, expresar muchísimas cosas.
Un retratado, ¿es una persona convertida en fantasma?
No, no le robo el alma a nadie, como los indios creen, que la fotografía roba el alma. Para mí un retratado es una extensión de mí, no robo el alma, doy parte de mis inquietudes.
¿Aportar inquietudes y agitar las conciencias?
Mi propia conciencia. En muchas imágenes critico cosas que yo realmente hago. Critico esta belleza estereotipada que hay hoy en día. Bueno pues yo me meto en ese saco, yo soy parte de ese cruel juego de la belleza, estoy dentro del mercado, dentro de la sociedad, de los modelos más mediáticos. Critico y me autocrítico.
¿Una rebelión visual?
Tanto, tanto... no sé si seré tan osada con mi fotografía. Tal vez ayuden mis imágenes a que nos concienciemos un poquito más, sobre todo el sector femenino, porque el masculino siempre se queda un poco aparte, siempre lo ve desde la frontera. Las que tenemos que estar dentro de los cánones y los estereotipos somos nosotras.
¿Vivimos atrapadas por demasiados cánones sociales?
Totalmente. Nos hemos dejado engañar, somos víctimas y somos verdugos. La sociedad actual nos ha engañado con el cine y la publicidad, pero nosotras mismas nos hacemos unos test que no son nada creíbles.
El feminismo, ¿nos ha tendido nuestras propias trampas?
El feminismo tiene muchas vertientes y a veces ha sido cruel con la mujer. Cuando me preguntan si soy una artista feminista digo que soy una artista femenina.
¿Y cómo liberarnos?
Difícil, tendríamos que aislarnos. Vamos por la calle y vamos engullendo imágenes, y esas imágenes siempre repercuten en nuestra visión, en nuestras ideas y en nuestra mente, queramos o no. Tendrían que quitar la televisión, la publicidad, todo. Son redes que nos van contagiando.
La búsqueda de la perfección, ¿pesa?
Sí, la mujer tiene que ser perfecta en el trabajo, en la casa, como mujer, como esposa, como madre. No se nos permite ser imperfectas. Es como si hubiese una flecha que, en el momento en que somos imperfectas, se dispara y nos da. Es una cárcel. El hombre tiene más libertad para ser imperfecto.
¿Nos iría mejor si nos olvidásemos de los príncipes y de las princesas?
Sí, pero siempre nos están recordando que las princesas y los príncipes sí existen. Yo puedo tener más conciencia y saber que son modelos irreales, no válidos para mi vida. Pero hay personas que no lo ven. Ese es el problema, pensar que la felicidad está en princesas y príncipes. Y las princesas y los príncipes de hoy en día son los concursantes de 'Gran Hermano'.
¿Por qué nos gusta tanto hacernos fotos?
Porque somos hedonistas, nos encanta. Cada vez conozco menos personas que se quiten de la foto. Somos cada vez más narcisistas.
¿El blanco y negro es la poesía y el color, la prosa?
Son dos técnicas diferentes. Empecé en blanco y negro y fue muy importante en mi vida y me enseñó el lado artesanal de la fotografía. A lo mejor el color es más frío. El blanco y negro es movimiento, es artesanal, es el color de los químicos. Sí, tal vez contenga su propia poesía. Pero yo trabajo ahora en color.
¿Cómo le explicaría una fotografía suya a un ciego?
Mis imágenes son táctiles, porque el cuerpo es táctil y tiene volúmenes. Creo que a través de mi propio cuerpo, una persona invidente podría sentir mi fotografía. Mi fotografía siempre está representada por cuerpos, por seres, por figuras, femeninas.
¿Fotografiaría algo con los ojos vendados?
Por supuesto. No me importa, muchas veces tiro fotografías al azar, sobre todo con las Polaroid.
¿Qué es su cámara?
Una prolongación de mi cuerpo. Sin mi cámara no soy nada.
Fuente: Diario Sur
0 comentarios:
Publicar un comentario