«La fotografía implica un acto de seducción y de empatía»
El fotógrafo y periodista mallorquín Carles Domènec. Foto: JOAN TORRES
La muestra del fotógrafo y periodista mallorquín Carles Domènec se inaugurará el 12 de septiembre en la Embajada española en Rabat
M. GARCIAS
Marruecos.- El fotógrafo y periodista mallorquín Carles Domènec, colaborador habitual del Ultima Hora, inaugurará el próximo día 12 de septiembre en la Embajada de España en Rabat una exposición fotográfica sobre los distintos proyectos que desarrolla la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) en Marruecos. La muestra fue encargada a Domènec con el fin de documentar la labor urbanística y social que está desarrollando España en Marruecos, y como ejemplo de las intervenciones del país a nivel internacional. El fotógrafo Carles Domènec ha realizado un trabajo de campo durante dos meses y ha necesitado otros dos para la postproducción.
—¿Cómo surgió el proyecto?—Vicente Sellès, coordinador general de AECI en Marruecos, tenía conocimiento de la exposición que organicé en 2006, Dones després de Beijing, y que expuse en la sala de cultura de Sant Francesc. Por otro lado, el encargo surgió del anteproyecto que el año pasado organizó la AECI, en el cual fueron los propios trabajadores de los proyectos de cooperación los que hicieron las fotografías. Este año se ha querido profesionalizar el tema.
—¿Qué proyectos de cooperación ha visitado para elaborar este trabajo?—Han sido dos meses de trabajo de campo. Entre otros, el que más me han impactado han sido la escuela de niños abandonados en un barrio marginal de Tánger, donde los pequeños han sido abandonados por mujeres que se casan en segundas nupcias o, incluso, alguno ha sido devuelto desde EE.UU. tras los atentados del 11 S. He intentado plasmar una situación natural, la de unos niños, pero también una necesidad, la de una familia.
—¿Supone mucha implicación?—En el momento no me implico y da lo mismo un proyecto que otro. Busco transmitir profesionalidad, la implicación viene después. Por ejemplo, gracias a un proyecto en el que se ha creado una pista de acceso, la asistencia médica llega ahora a un pueblo de las montañas del Rif, o la instalación de una placa solar que ha revolucionado un pueblo del Sáhara.
—¿Cómo reaccionan los lugareños frente a la presencia occidental?—En general, se lo toman muy bien, aunque al principio ponen algunas trabas. Es curioso pero Marruecos es más parecido a la Isla que a Andalucía. Se pueden ver coches con matrícula de las Illes Balears, aunque ya sabemos que en Mallorca hay más extranjeros marroquíes que alemanes. Otra anécdota fue cuando me encontré con una chica marroquí que trabaja en Felanitx y que venía a acompañar a un familiar a una consulta ginecológica en una clínica móvil y en la que, curiosamente, me dejaron fotografiar.
—¿Cómo surgió el proyecto?—Vicente Sellès, coordinador general de AECI en Marruecos, tenía conocimiento de la exposición que organicé en 2006, Dones després de Beijing, y que expuse en la sala de cultura de Sant Francesc. Por otro lado, el encargo surgió del anteproyecto que el año pasado organizó la AECI, en el cual fueron los propios trabajadores de los proyectos de cooperación los que hicieron las fotografías. Este año se ha querido profesionalizar el tema.
—¿Qué proyectos de cooperación ha visitado para elaborar este trabajo?—Han sido dos meses de trabajo de campo. Entre otros, el que más me han impactado han sido la escuela de niños abandonados en un barrio marginal de Tánger, donde los pequeños han sido abandonados por mujeres que se casan en segundas nupcias o, incluso, alguno ha sido devuelto desde EE.UU. tras los atentados del 11 S. He intentado plasmar una situación natural, la de unos niños, pero también una necesidad, la de una familia.
—¿Supone mucha implicación?—En el momento no me implico y da lo mismo un proyecto que otro. Busco transmitir profesionalidad, la implicación viene después. Por ejemplo, gracias a un proyecto en el que se ha creado una pista de acceso, la asistencia médica llega ahora a un pueblo de las montañas del Rif, o la instalación de una placa solar que ha revolucionado un pueblo del Sáhara.
—¿Cómo reaccionan los lugareños frente a la presencia occidental?—En general, se lo toman muy bien, aunque al principio ponen algunas trabas. Es curioso pero Marruecos es más parecido a la Isla que a Andalucía. Se pueden ver coches con matrícula de las Illes Balears, aunque ya sabemos que en Mallorca hay más extranjeros marroquíes que alemanes. Otra anécdota fue cuando me encontré con una chica marroquí que trabaja en Felanitx y que venía a acompañar a un familiar a una consulta ginecológica en una clínica móvil y en la que, curiosamente, me dejaron fotografiar.
Fuente: Ultima Hora Digital
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