Enrique Meneses, sesenta años de retratos históricos
Mar Gámez/ Abc.es
El periodista y fotógrafo madrileño Enrique Meneses, conocido por haber sido el primer reportero en ascender a Sierra Maestra con Fidel Castro y el Ché Guevara durante la Revolución Cubana, celebra este año sus seis décadas de trayectoria profesional. Toda una vida dedicada a fotografiar y retratar a algunos de los personajes y momentos más importantes de la historia de mediados del S.XX.
El salón de este reputado periodista y fotógrafo está lleno de libros, periódicos y fotografías. No podía ser de otra manera. Por su cámara, una Olympus 54, han pasado algunos de los líderes mundiales, personalidades y acontecimientos más destacados del pasado siglo.
El célebre discurso “I had a dream...” (“Yo tuve un sueño”) de Martin Luther King, en el que el reverendo exigió a su gobierno la mejora de los derechos civiles de los negros de Estados Unidos, o el funeral del presidente estadounidense John F. Kennedy en el año 1963 son sólo algunos de ellos.
En sus sesenta años de vida profesional pasó por algunas de las revistas fotográficas más importantes de su época. Trabajó para la americana “Life” y la francesa “Paris-Match”, a la que envió clandestinamente desde Cuba sus célebres imágenes sobre los entonces rebeldes Fidel Castro y Che Guevara.
Pero también fue corresponsal en Oriente Medio y la India y trabajó para algunos de los medios más prestigiosos de su país, como Televisión Española, el centenario periódico ABC y Radio Nacional de España.
Sus obra fotográfica ha dado, sin duda, una de las mejores galerías de retratos del S.XX. Fotografió a algunos personajes claves de los años cincuenta y sesenta, como primer ministro indio Jawaharlal Nehru o el antiguo presidente egipcio Gamal Abdel Nasser.
También retrató a actores y artistas de la talla de Salvador Dalí, Pablo Picasso, Bob Dylan, Paul Newman, Marlon Brando o Charlton Heston. Aunque su trabajo más notorio, por el que todavía hoy sigue siendo recordado, es por haber sido el primer reportero en fotografiar al comandante Fidel Castro y al legendario Ché Guevara durante la Revolución Cubana.
-- Estuvo cuatro meses conviviendo con los rebeldes cubanos en Sierra Maestra. ¿Le resultó complicado ganarse su confianza?
-- No, Fidel castro y sus compañeros estaban deseosos de tener publicidad. La convivencia no fue difícil, lo complicado fue cogerles el ritmo en la escalada a la sierra. Ellos llevaban un año subiendo colinas, pero yo venía del asfalto de El Cairo.
--Cuba y, más concretamente, Fidel Castro han marcado su vida, ¿no es cierto?
--En la vida de un periodista es muy difícil hablar de un “scoop” (término inglés que se refiere al hecho de descubrir y publicar una noticia antes que nadie). Cuba y Fidel Castro es uno de los reportajes que he hecho a lo largo de mi carrera, sólo que sus fotografías han tenido una larga duración porque su dictadura lleva en pie más de cuarenta años. En ocasiones una fotografía puede caducarse en sólo unos meses o años, pero con Castro no ha sucedido así.
--Pero escribió dos libros sobre él...
--Cuando me dirigí a los editores les propuse escribir un libro sobre la mujer en la actualidad. Pero lo rechazaron y me ofrecieron escribir sobre Fidel Castro. Así que acabé escribiendo sobre él (“Fidel Castro”, 1966) y, años más tarde, otra editorial me invitó a escribir el segundo (“Castro, empieza la revolución”, 1995).
--Aunque son muchos los personajes que han pasado por su objetivo, ¿se quedó con las ganas de fotografiar a alguien?
--No, nunca busqué una foto en concreto. Simplemente fui a acontecimientos en los que sabía que iba a poder hacer una gran serie de fotografías. Tampoco le he dicho nunca a nadie que posara. Los posados se los dejo a la prensa del corazón.
--¿Adónde iría ahora si pudiera?
-- A Irak o a Afganistán. Aunque yo ya estuve siete años en Oriente Medio.
--¿Era muy diferente entonces?
--El mundo entero era diferente.
Sus retratos, de los años cincuenta y sesenta, reflejan una época llena de esperanza, en la que un mundo lleno de ilusión buscaba dejar atrás los desastres de la Segunda Guerra Mundial.
Ahora, Enrique Meneses mira, por un momento, la pantalla de su computadora. En ella se puede leer todavía el artículo que este eterno periodista había comenzado a escribir antes de iniciar la entrevista.
--Es sobre Irak –comenta–. En él hablo de Estados Unidos, de cómo se ha dado cuenta de que necesita a Naciones Unidas para poder marcharse del país. Los norteamericanos han admitido que no están solos en el mundo, que requieren del esfuerzo de las Naciones Unidas, y nosotros tenemos la obligación de ayudarles porque la guerra de Irak no puede durar cien años.
También hablo de Afganistán. Bush ha hecho hincapié en la necesidad de controlar la amenaza nuclear de Irán cuando es Paquistán el puede caer proximamente en las manos de los islamistas, y este país ya cuenta con arma nuclear. Irán, en cambio, la tendrá dentro de cinco años.
Enrique Meneses ha dedicado toda su vida al periodismo y sus últimos años de vida no iban a ser diferentes, sigue escribiendo. Por suerte decidió dejar atrás la voluntad de sus padres de convertirse en diplomático, pues, aunque probablemente habría hecho tantos amigos como los que ha logrado a lo largo de su vida, hoy no gozaríamos de su obra, una de las mejores galerías de retratos del S. XX.
El periodista y fotógrafo madrileño Enrique Meneses, conocido por haber sido el primer reportero en ascender a Sierra Maestra con Fidel Castro y el Ché Guevara durante la Revolución Cubana, celebra este año sus seis décadas de trayectoria profesional. Toda una vida dedicada a fotografiar y retratar a algunos de los personajes y momentos más importantes de la historia de mediados del S.XX.
El salón de este reputado periodista y fotógrafo está lleno de libros, periódicos y fotografías. No podía ser de otra manera. Por su cámara, una Olympus 54, han pasado algunos de los líderes mundiales, personalidades y acontecimientos más destacados del pasado siglo.
El célebre discurso “I had a dream...” (“Yo tuve un sueño”) de Martin Luther King, en el que el reverendo exigió a su gobierno la mejora de los derechos civiles de los negros de Estados Unidos, o el funeral del presidente estadounidense John F. Kennedy en el año 1963 son sólo algunos de ellos.
En sus sesenta años de vida profesional pasó por algunas de las revistas fotográficas más importantes de su época. Trabajó para la americana “Life” y la francesa “Paris-Match”, a la que envió clandestinamente desde Cuba sus célebres imágenes sobre los entonces rebeldes Fidel Castro y Che Guevara.
Pero también fue corresponsal en Oriente Medio y la India y trabajó para algunos de los medios más prestigiosos de su país, como Televisión Española, el centenario periódico ABC y Radio Nacional de España.
Sus obra fotográfica ha dado, sin duda, una de las mejores galerías de retratos del S.XX. Fotografió a algunos personajes claves de los años cincuenta y sesenta, como primer ministro indio Jawaharlal Nehru o el antiguo presidente egipcio Gamal Abdel Nasser.
También retrató a actores y artistas de la talla de Salvador Dalí, Pablo Picasso, Bob Dylan, Paul Newman, Marlon Brando o Charlton Heston. Aunque su trabajo más notorio, por el que todavía hoy sigue siendo recordado, es por haber sido el primer reportero en fotografiar al comandante Fidel Castro y al legendario Ché Guevara durante la Revolución Cubana.
-- Estuvo cuatro meses conviviendo con los rebeldes cubanos en Sierra Maestra. ¿Le resultó complicado ganarse su confianza?
-- No, Fidel castro y sus compañeros estaban deseosos de tener publicidad. La convivencia no fue difícil, lo complicado fue cogerles el ritmo en la escalada a la sierra. Ellos llevaban un año subiendo colinas, pero yo venía del asfalto de El Cairo.
--Cuba y, más concretamente, Fidel Castro han marcado su vida, ¿no es cierto?
--En la vida de un periodista es muy difícil hablar de un “scoop” (término inglés que se refiere al hecho de descubrir y publicar una noticia antes que nadie). Cuba y Fidel Castro es uno de los reportajes que he hecho a lo largo de mi carrera, sólo que sus fotografías han tenido una larga duración porque su dictadura lleva en pie más de cuarenta años. En ocasiones una fotografía puede caducarse en sólo unos meses o años, pero con Castro no ha sucedido así.
--Pero escribió dos libros sobre él...
--Cuando me dirigí a los editores les propuse escribir un libro sobre la mujer en la actualidad. Pero lo rechazaron y me ofrecieron escribir sobre Fidel Castro. Así que acabé escribiendo sobre él (“Fidel Castro”, 1966) y, años más tarde, otra editorial me invitó a escribir el segundo (“Castro, empieza la revolución”, 1995).
--Aunque son muchos los personajes que han pasado por su objetivo, ¿se quedó con las ganas de fotografiar a alguien?
--No, nunca busqué una foto en concreto. Simplemente fui a acontecimientos en los que sabía que iba a poder hacer una gran serie de fotografías. Tampoco le he dicho nunca a nadie que posara. Los posados se los dejo a la prensa del corazón.
--¿Adónde iría ahora si pudiera?
-- A Irak o a Afganistán. Aunque yo ya estuve siete años en Oriente Medio.
--¿Era muy diferente entonces?
--El mundo entero era diferente.
Sus retratos, de los años cincuenta y sesenta, reflejan una época llena de esperanza, en la que un mundo lleno de ilusión buscaba dejar atrás los desastres de la Segunda Guerra Mundial.
Ahora, Enrique Meneses mira, por un momento, la pantalla de su computadora. En ella se puede leer todavía el artículo que este eterno periodista había comenzado a escribir antes de iniciar la entrevista.
--Es sobre Irak –comenta–. En él hablo de Estados Unidos, de cómo se ha dado cuenta de que necesita a Naciones Unidas para poder marcharse del país. Los norteamericanos han admitido que no están solos en el mundo, que requieren del esfuerzo de las Naciones Unidas, y nosotros tenemos la obligación de ayudarles porque la guerra de Irak no puede durar cien años.
También hablo de Afganistán. Bush ha hecho hincapié en la necesidad de controlar la amenaza nuclear de Irán cuando es Paquistán el puede caer proximamente en las manos de los islamistas, y este país ya cuenta con arma nuclear. Irán, en cambio, la tendrá dentro de cinco años.
Enrique Meneses ha dedicado toda su vida al periodismo y sus últimos años de vida no iban a ser diferentes, sigue escribiendo. Por suerte decidió dejar atrás la voluntad de sus padres de convertirse en diplomático, pues, aunque probablemente habría hecho tantos amigos como los que ha logrado a lo largo de su vida, hoy no gozaríamos de su obra, una de las mejores galerías de retratos del S. XX.
Fuente: ABC.es
0 comentarios:
Publicar un comentario