«A mis 82 años, sigo siendo un viejo rockero de la fotografía

A Hilario Muñoz, un juez jubilado, la rebeldía le ha llegado con la edad. En la galería Contraluz de Pamplona hace una relectura de viejas imágenes en torno al tema taurino
R. MENDIRY
Con 82 años, este juez salmantino ya jubilado, que se define como un rebelde, apuesta por una fotografía rupturista. Durante todo el mes de agosto y en la Galería Contraluz (c/Río Urrobi 3), Hilario Muñoz muestra la exposición Escapada realidad, imágenes tomadas en los años 60 y 70 que ha manipulado de forma manual para sugerir nuevos mundos y mensajes. El tema, los toros, aunque desde una perspectiva crítica, algo esperpéntica y, desde luego, nada complaciente.
-Escapada realidad, ¿la exposición tiene cierto carácter de evasión?
-Sí, sí. Es lo que yo quería, porque viví muchos años en Ciudad Rodrigo y allí había muchos encierros. El caso es que me encontré con que la gente hacía muchas fotos, pero yo quería hacer algo diferente. Y de ahí surge, de la idea de buscar una evasión al realismo de acción de los encierros, de los carnavales, para hacer una recreación más abstracta.
-Algunas de sus obras, combinan los toros con una muchedumbre de gente. ¿Qué mensaje quiere transmitir?
-Hay varias cosas. Yo parto de la base de un negativo normal hecho con una rolleiflex planar 3.5 de 6 x 6. En blanco y negro porque las fotografías son de hace 50 años. Quería hacer algo diferente, y para mí, el carnaval era algo esperpéntico, así que encontré la técnica de la solarización para romper con el realismo.
-¿Así que intuyo que no es muy taurino?
-No, no. A mí me gustan los toros para hacer fotografías. Yo fui a las plazas de toros cuando encontré un buen objetivo. Pero no, taurino no soy. Estas imágenes están hechas en las décadas de los 60 y 70 y se las enseñé a un crítico taurino, le gustaron mucho y publicó varias de ellas.
-Y ahora hace collages.
-Sí. Dejé ese tema hace tiempo, porque ya sabes que los fotógrafos disfrutamos mucho con un tema, nos cansamos y lo dejamos. Las dejé durante 15 años, así que las recuperé con el tiempo y me propuse pasarlas a color y hacer fotomontajes con algunas de ellas.
-¿Tiene cámara digital?
-No, no. Yo soy un viejo rockero de la fotografía. Soy muy mayor, tengo 82 años. Si hubiese sido más joven, sí que me habría metido con lo digital y el ordenador. Pero ahora, no.
-¿Cuántas máquinas tiene ahora?
-Naaaada. Una. Ahora estoy trabajando con las fotos que saqué cuando empecé con la fotografía, con la estética del desenfoque. Pero tengo varias coleeciones para exponer. El año pasado hice una exposición en Benidorm.
-¿Y qué le parece esta ciudad de rascacielos?
-Pues mis torres son abstractas. Es que mi fotografía actual es de ruptura. Por mi edad, podría tirarme a lo clásico. Pues no, al revés. Yo tomo fragmentos de diferentes torres y creo una nueva.
-¿Encarna la idea de que la rebeldía no tiene edad?
-Efectivamente. Yo sigo siendo rebelde. Cuando me llegue la muerte no podré serlo, tendré que acatar. Ahí no hay rebeldía que valga.
-Escapada realidad, ¿la exposición tiene cierto carácter de evasión?
-Sí, sí. Es lo que yo quería, porque viví muchos años en Ciudad Rodrigo y allí había muchos encierros. El caso es que me encontré con que la gente hacía muchas fotos, pero yo quería hacer algo diferente. Y de ahí surge, de la idea de buscar una evasión al realismo de acción de los encierros, de los carnavales, para hacer una recreación más abstracta.
-Algunas de sus obras, combinan los toros con una muchedumbre de gente. ¿Qué mensaje quiere transmitir?
-Hay varias cosas. Yo parto de la base de un negativo normal hecho con una rolleiflex planar 3.5 de 6 x 6. En blanco y negro porque las fotografías son de hace 50 años. Quería hacer algo diferente, y para mí, el carnaval era algo esperpéntico, así que encontré la técnica de la solarización para romper con el realismo.
-¿Así que intuyo que no es muy taurino?
-No, no. A mí me gustan los toros para hacer fotografías. Yo fui a las plazas de toros cuando encontré un buen objetivo. Pero no, taurino no soy. Estas imágenes están hechas en las décadas de los 60 y 70 y se las enseñé a un crítico taurino, le gustaron mucho y publicó varias de ellas.
-Y ahora hace collages.
-Sí. Dejé ese tema hace tiempo, porque ya sabes que los fotógrafos disfrutamos mucho con un tema, nos cansamos y lo dejamos. Las dejé durante 15 años, así que las recuperé con el tiempo y me propuse pasarlas a color y hacer fotomontajes con algunas de ellas.
-¿Tiene cámara digital?
-No, no. Yo soy un viejo rockero de la fotografía. Soy muy mayor, tengo 82 años. Si hubiese sido más joven, sí que me habría metido con lo digital y el ordenador. Pero ahora, no.
-¿Cuántas máquinas tiene ahora?
-Naaaada. Una. Ahora estoy trabajando con las fotos que saqué cuando empecé con la fotografía, con la estética del desenfoque. Pero tengo varias coleeciones para exponer. El año pasado hice una exposición en Benidorm.
-¿Y qué le parece esta ciudad de rascacielos?
-Pues mis torres son abstractas. Es que mi fotografía actual es de ruptura. Por mi edad, podría tirarme a lo clásico. Pues no, al revés. Yo tomo fragmentos de diferentes torres y creo una nueva.
-¿Encarna la idea de que la rebeldía no tiene edad?
-Efectivamente. Yo sigo siendo rebelde. Cuando me llegue la muerte no podré serlo, tendré que acatar. Ahí no hay rebeldía que valga.
Fuente: Diario de Navarra
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