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CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

miércoles, 20 de junio de 2007

Tres revistas, tres momentos de la fotografia española

alMarie-Loup Sougez


Las revistas fotográficas aparecen tempranamente y desempeñan su función con unos fines que son diversos pero que reflejan el interés despertado por el medio desde sus inicios. Su contenido ha variado mucho según los países y las épocas, y ha cubierto una gama que va desde el simple recetario técnico hasta la más sofisticada publicación de estética. En algunas ocasiones, se trata de revistas costeadas por la industria del ramo; en otros casos, hablamos de boletines de asociaciones modestas que, al fin, marcan un hito histórico.

Aunque dentro de este campo ocurrió en España lo mismo que en el resto del mundo occidental, las circunstancias históricas de la primera mitad del siglo XX modificaron aquí esa dinámica. Tras una serie de importantes cabeceras dedicadas a la estética pictorialista ¾y con la salvedad que supone la breve apertura cultural registrada durante los años de la República¾, lo cierto es que las publicaciones de la posguerra se limitaron prácticamente a dos variantes: los boletines de las asociaciones y algunas revistas de carácter exclusivamente técnico, aferradas en su mayor parte a un pictorialismo tardío.

Por ello, conviene subrayar especialmente el aldabonazo que supuso la iniciativa del grupo AFAL y la importancia que tuvo una edición como la suya, que comenzó su trayectoria como el sencillo boletín de una remota asociación andaluza y que al cabo pasó a figurar como la revista puntera de la joven fotografía española.

Si bien AFAL comenzó siendo una publicación local, compuesta a mano, con una fotomecánica anticuada, al cabo del tiempo llegó a contar 2500 ejemplares de tirada y a disponer de una edición bilingüe en español y francés. Su corta vida, entre 1956 y 1963, refleja la suerte de muchas publicaciones de culto, cuya independencia y valentía no les sirven para escapar de dos dificultades objetivas: los embates de la competencia comercial y la ausencia de apoyos oficiales.
La revista, dirigida por José María Artero con Carlos Pérez Siquier en el puesto de redactor jefe, representó la inquietud de unos jóvenes españoles apasionados por la fotografía. Jóvenes que eran tanto aficionados avezados como aspirantes a malvivir de la profesión. En su gran mayoría, ellos representarían más adelante lo mejor de la generación fotográfica de nuestro país.

La importancia de AFAL radicó en su voluntad de introducir nuevos presupuestos estéticos alejados del pictorialismo, alejados de la carrera hacia los galardones y lejos también de las muestras localistas que Oriol Maspons calificó de salonismo. En definitiva, fue un vehículo eficaz para propiciar la salida al exterior de aquella nueva corriente española. Las fotografías publicadas en sus páginas, además de ayudar a sacar a estos fotógrafos noveles del gueto peninsular, insuflaron un aire nuevo a la manera de enfocar el hecho fotográfico. Gracias a la inclusión de obras extranjeras en AFAL, la fotografía española escapaba también de ese espíritu de complacencia ombliguista y victimista que demasiadas veces la ha afectado.

Esencialmente, la de AFAL fue una fotografía en blanco y negro que se decantó por una corriente humanista con el fin de «defender una visión actual del hombre y su contorno», según escribió José María Artero. Sin embargo, su línea no fue excluyente y permitió los contactos fecundos con el grupo Fotoform y con la Subjektive Fotografie de Otto Steinert, y asimismo con el club parisino de los 30 x 40.

Por su importancia, el Anuario de Fotografía Española, que AFAL publicó en 1958, contribuyó a abrir los cauces de ese intercambio internacional mediante una iniciativa única, celebrada en el extranjero y silenciada por los estamentos del régimen franquista.

De otra parte, conviene subrayar que el contenido de la revista no era exclusivamente fotográfico. Incluía páginas dedicadas al cine y, de hecho, abrió nuevas perspectivas al lector con artículos acerca de películas muy alejadas de la programación convencional, cuya existencia era insospechada en nuestro país. Esta doble vertiente de los contenidos, en lugar de reducir la importancia del hecho fotográfico, venía a reforzarlo y subrayaba además la conveniencia de una expresión más libre, tal y como ocurría fuera de nuestras fronteras.

En su breve pero fecunda actividad, el grupo almeriense y su revista abrieron una brecha que resultó decisiva. El cierre de la publicación en 1963 se anticipó en pocos meses a la disolución del grupo. Sin embargo, el camino ya estaba despejado. Los pasos de AFAL fueron seguidos, en cierta manera, gracias a Imagen y Sonido y a su director y fundador, Josep Maria Casademont. Esta publicación surgió en Barcelona en 1963 y se mantuvo hasta 1980.

Cuando empezó a publicarse la revista Nueva Lente en Madrid, en 1971, las circunstancias históricas habían cambiado sustancialmente. Aunque seguía activo el régimen franquista, algunos españoles empezaban a viajar con unos fines distintos al de ganarse el sustento. Asimismo, las publicaciones extranjeras llegaban con mayor facilidad y el turismo extranjero iba cambiando las costumbres nacionales.

Nueva Lente era una publicación aislada: no se trataba del órgano de una asociación como había ocurrido con la revista AFAL. Por otro lado, el fenómeno de Nueva Lente radica en que fue la propia revista la que impuso una corriente nueva, aunque sin contar con una línea muy definida. En virtud de esa actitud rompedora, la publicación abominó del pasado recurriendo a la imagen manipulada e imponiendo la fotografía en color.

En buena medida, Nueva Lente sirvió de puente entre la fotografía y las demás artes plásticas. Sus artífices, Pablo Pérez Mínguez y Carlos Serrano, la dirigieron hasta 1975. De ahí en adelante, los sustituyó Jorge Rueda hasta 1978. Fue en ese mismo año cuando el dúo inicial retomó las riendas de la publicación durante una breve temporada: desde el número 81 hasta el 83 (1979). A partir de entonces, Nueva Lente se convirtió en una publicación sin rumbo definido: aunó recetarios técnicos con un conato de indagación histórica y prosiguió con ese programa hasta su cierre, en 1984.

La mayor virtud de Nueva Lente fue su carácter revulsivo. Aunque el todo vale propugnado en sus páginas abrigó propuestas de contenido muy desiguales, su impacto estableció un hito importante. En sus páginas se publicaron obras de algunos autores procedentes de AFAL (Oriol Maspons, Alberto Schommer y Carlos Pérez Siquier) y surgieron numerosos creadores noveles, entre los cuales figuran nombres tan destacados como Javier Campano, Manuel Falces, Eduardo Momeñe, Rafael Navarro, la principiante Ouka Lele, los hermanos Pérez Mínguez, Jorge Rueda, América Sánchez, el colectivo YETI y Juan Ramón Yuste, entre otros.

Bien diferente fue el propósito de PhotoVisión. Como la publicación anterior, ésta no emanó de ninguna asociación, y tampoco ha generado una corriente de grupo. Desde sus inicios, en 1981, la revista fundada por Adolfo Martínez contó en su consejo con Joan Fontcuberta, Ignacio González y Rafael Levenfeld. Más adelante se incorporó al equipo Manolo Laguillo. A partir de sus primeros números, PhotoVisión se perfiló como una publicación de calidad que estudiaba exhaustivamente asuntos monográficos y reunía portafolios, tanto de autores españoles como de extranjeros. El panorama aquí abarcado arranca de la historia del medio y llega hasta su actualidad más inmediata. Con un claro propósito, sus páginas incluyen la traducción inglesa de los artículos de fondo.

Aunque PhotoVisión inició su trayecto con una frecuencia bimestral, ésta pasó a ser trimestral a partir del tercer número. Posteriormente, esta cadencia fue espaciándose hasta llegar a los dos números anuales que ofrece en la actualidad bajo la dirección de Ignacio González. La calidad de su fotomecánica y la cuidada selección de los portafolios han mantenido el nivel de la publicación. Lo mismo cabe decir sobre sus contenidos, pues PhotoVisión ofrece ensayos de articulistas solventes que versan sobre temas tales como el fotomontaje, el autorretrato, la noche, el color o la imagen estenopeica. El número 20, dedicado a la creación fotográfica en España, se subtituló precisamente De Nueva Lente a PhotoVisión, y contó con una edición francesa por haber coincidido con la muestra del mismo título exhibida en el Museo Cantini de Marsella, en 1988.

La línea de PhotoVisión se ha mantenido merced al apoyo de sus lectores y a su calidad editorial, que se completa con la publicación de libros sobre autores o técnica y estética. Sin otro apoyo que una publicidad especializada, sigue en la penumbra mientras que otras revistas más recientes optan por la inclusión en sus páginas de obras de técnica mixta, instalaciones y vídeos.
La supervivencia, siempre difícil en este tipo de publicación, se planteó de otra manera para Nueva Lente, la cual contó en sus mejores tiempos con un volumen importante de anuncios, no necesariamente del ramo, que le fueron paulatinamente retirados por la estridencia de algunas de sus páginas. Así lo recordó Jorge Rueda en una mesa redonda: «Guardo copia de una carta de Canon que retiraba su publicidad por el tono lamentablemente vulgar de las páginas de la revista». «Calcularon mal», añadiría Francisco Caja, que se encontraba en la sala («Una revista», mesa redonda con Pablo Pérez Mínguez, Jorge Rueda y Carlos Serrano, en: «Nueva Lente». Inicio y desarrollo de la fotografía de creación en España, Dirección General de Patrimonio Cultural, Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, Canal de Isabel II, octubre de 1993, p. 131).

Indudablemente, sin apoyo alguno, este tipo de publicación no puede sobrevivir. Eso es lo que ocurrió, aunque de manera más abrupta, con la pionera revista AFAL, cuya desaparición significó el desmembramiento del grupo. De todas formas, no nos engañemos: en todos los campos de la cultura, trátese de literatura, de música o de imagen en el sentido más amplio de la palabra, este tipo de revista se nutre básicamente del entusiasmo de quienes la hacen, y su duración suele ser corta cuando mantiene su independencia. Con todo, las tres publicaciones que nos ocupan representan momentos importantes en el renacimiento (casi diría nacimiento) de la fotografía española tras el letargo del franquismo

Fuente: Centro Virtual Cervantes


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