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CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

miércoles, 24 de octubre de 2007

Centelles, el «cazador de imágenes»

POR MABEL AMADO
Estado Español (MADRID). Su fotografía más famosa -«Guardias de asalto en la calle Diputación, 19 de julio de 1936»- se reprodujo en la portada de casi todos los periódicos españoles de la época e, incluso, en publicaciones extranjeras como «Paris-Soir» o «News-Week». Todas ellas quisieron mostrar la enorme fuerza dramática de un encuadre con soldados parapetados tras dos caballos muertos. Era una de las primeras instantáneas de Agustí Centelles que recogerían la resistencia en las calles de Barcelona.
Ahora, más de setenta años después y tras permanecer escondida tres décadas, esta fotografía pasa a formar parte de la mayor exposición antológica que se ha organizado sobre su trabajo. Tras su paso por el Palau de la Virreina, en Barcelona, y antes de su itinerancia por Valencia, llega al Centro Conde Duque la exposición «Centelles. Las vidas de un fotógrafo. 1909-1985», un recorrido por la historia de este fotoperiodista que formo parte de la llamada «generación Leica».
La delegada de Las Artes del Ayuntamiento de Madrid, Alicia Moreno, junto a su homónimo de Barcelona, Jordi Martí, presentó ayer esta destacada muestra que reúne más de 300 fotografías de la etapa previa a la Guerra Civil, las conocidas fotos de Barcelona del 19 de julio de 1936 e imágenes de la propia contienda, además de reportajes sobre su obra y documentos como sus dietarios del campo de concentración de Bram (Francia).
Como afirmó ayer Alicia Moreno, «con esta exposición se recupera un testimonio gráfico que estuvo lejos de España y protegido durante 36 años gracias a la lealtad de unos amigos». Y es que, además de las fotografías y la figura del artista, la muestra documenta la peripecia que permitió salvaguardar, escondido en Carcasona (Francia), este extraordinario archivo de la guerra -casi 10.000 negativos- que se llevó con él al exilio.
De Valencia a Barcelona
Por su parte, Jordi Martí puso el énfasis en la oportunidad que brinda esta exposición «de revisar de forma abierta esa parte negra de la historia de nuestro país». Así, el recorrido que propone el comisario de la muestra, Miquel Berga, arranca con un Centelles adolescente que llega a Barcelona en los años treinta desde Valencia. En esta aproximación global a su figura y obra, se repasa la etapa formativa, el desarrollo del reportaje gráfico en los periódicos de la época y las peripecias del fotoperiodista de la guerra y el exilio. Ya a su vuelta, se repasa su reconversión forzosa a la fotografía industrial y publicitaria y su reconocimiento, casi póstumo, como figura internacional.
Cronista político y social
Este cronista de la vida política y social de la Barcelona republicana de los primeros años treinta compensó su frustración -no poder convertirse en operador cinematográfico- con la fotografía, otra disciplina que aportaba los aires de modernidad que tanto deseaba. Junto a Cartier-Bresson, Seymour o Capa, formó parte de la generación Leica, la de los reporteros que gracias al auge de las revistas ilustradas consiguieron inscribir las imágenes de la Guerra Civil en la conciencia europea.
Desde su primera foto publicada en «La Vanguardia» en 1935 -un atraco en la estación de Ferrocarriles de la plaza de España-, el extenso legado de Centelles incluye imágenes de la salida de las milicias hacia el frente de Aragón, del juicio celebrado en Barcelona contra los golpistas de 1936, la resistencia en las calles de Barcelona y de los muertos tras el bombardeo de Lérida, junto a retratos de personalidades del mundo de la política y la cultura, reportajes de fiestas populares, actos deportivos, desahucios, comisarías, manifestaciones...
Pero su grado de compromiso con la Segunda República le valió a este «cazador de imágenes», como él mismo se autodenominaba, el exilio a principios de 1939. Partió a Francia solo, con la simple compañía de sus cámaras y una maleta llena de negativos.
Fue detenido en el campo de Argelers y trasladado al de Bram, donde siguió tomando fotografías y revelándolas en un pequeño laboratorio clandestino que montó en el barracón 62 del departamento D.
La fecha de 1944 también es importante en la vida de Centelles y en esta exposición. Es el momento de la vuelta a casa y la hora de «reinventarse» de nuevo en su vida profesional. Opta por la fotografía publicitaria e industrial -estaba inhabilitado como fotoperiodista-, en la que cosechó de nuevo prestigio. Sin embargo, su extenso archivo se quedó en Francia, guardado en cajas de leche selladas y escondido en un lugar custodiado por unos buenos amigos.
Muerto Franco y rehabilitado como fotoperiodista, Centelles pudo, por fin, recuperar su archivo de la guerra y su obra empezó a tener difusión y reconocimiento. Así, los fotoperiodistas de la transición encontraron un referente extraordinario y un estímulo formativo. Desgraciadamente, al propio Centelles casi no le dio tiempo de constatar su repercusión. Murió en 1985, un año después de obtener el Premio Nacional de Artes Plásticas.
Fuente ABC.es


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