Al rescate de los gorilas de Fossey

Un bebé gorila captado por Aisha Bonet en Ruanda /

A. B.

En 1988, Aisha Bonet quedó «cautivada» por la película `Gorilas en la niebla´, dirigida por Michael Apted y protagonizada por Sigourney Weaver. Bonet sintió desde entonces que su destino estaba ligado al de esos simios, como el de Dian Fossey, la zoóloga estadounidense que encarnaba Weaver en ese filme y que falleció en 1985 a machetazos, posiblemente afilados por los cazadores furtivos contra los que luchó. La ibicenca acaba de cumplir, 19 años después, su sueño de fotografiar esos simios en la niebla.

Eivissa J. M. L. Romero

No ha sido fácil ni barato poder ver de cerca a los gorilas de las montañas Virunga, en Ruhengeri, entre Ruanda y el Congo, en el llamado Parque Nacional de los Volcanes. El sueño de toda una vida se vio reducido a una escueta visita de una hora y al abono, a cambio, de 500 dólares. Pero al menos ha tenido al alcance de los objetivos de su cámara a los 12 ejemplares de Gorilla beringei beringei del grupo Hirwa y a los 38 del grupo Susa, estos últimos habitantes de una zona más alejada y entre los cuales aún vive uno de los que investigó la malograda Fossey.

La visita a Ruhengeri es la culminación, también, de un viaje que comenzó hace diez meses y que concluyó apenas hace unos días. Aisha Bonet inició su periplo en la India y prosiguió por Thailandia, Nepal, Laos, Malasia y las islas indonesias de Sumatra y Kalimatan. En estas dos últimas logró su deseo de aproximarse a los orangutanes en libertad, otros simios por los que siente pasión, si bien en este caso varios imponderables le impidieron hacer un reportaje fotográfico como el que realizó en Ruanda. Del contacto con esos orangutanes durante tres jornadas no olvidará cómo una hembra le asió del brazo y recorrió con ella un centenar de metros, acompañadas por su cría de dos meses.

«Mi gran sueño desde que tenía 12 años, cuando vi la película sobre Fossey, es proteger a los primates. Como no soy bióloga ni etóloga, intento ayudar mediante la fotografía», explica Bonet. Su intención es «ayudar con las imágenes, concienciar a la gente de la necesidad de mantener vivos a los 700 gorilas que aún se refugian en esas montañas de Ruanda y que los científicos consideran que, de seguir así las cosas, desaparecerán en apenas 10 años».

De hecho, durante su viaje en septiembre a África tuvo la oportunidad de colaborar en el esclarecimiento de la muerte de cinco gorilas en esa reserva, un suceso que tuvo lugar en el mes de julio. Gracias a la información que le facilitó un congoleño y que ella transmitió a la ONG Proyecto Gran Simio, se han podido realizar cuatro detenciones. Los involucrados pertenecen a un pueblo cercano que basa su subsistencia en paupérrimos cultivos que, precisamente, algunos grupos de gorilas destrozaban cuando se aventuraban fuera del parque.

Bonet subraya que si las ayudas de las ONG y de las organizaciones internaciones, como la Unesco, llegaran realmente a los nativos, se protegería, paralelamente, a los gorilas de su destrucción. Asimismo, destaca la fotógrafa que el panorama sería diferente si los turistas que viajan a aquel recóndito lugar destinaran parte de sus gastos a esas aldeas en vez de dar todos sus dólares al Gobierno ruandés.

El próximo reto de Aisha Bonet será realizar un reportaje fotográfico sobre los orangutanes de Sumatra, cuya existencia también pende de la mano del hombre. En esas islas indonesias, la producción del aceite de palma (que se usa para crear biocombustible, champú y como complemento de decenas se productos alimenticios) está diezmando la población de esos simios, ya que su hábitat está siendo literalmente calcinado para que sea ocupado por nuevas plantaciones.

Fuente: Diario de Ibiza