No existen hechos, sólo fotografías

Convergencia de convergencias. Foto: Sean Smith

El arte implica un acto de revelación y en éste está implícita la violencia de la verdad.

La fotografía, al igual que la escritura, es un acto autodemostrativo, no es la imitación de la cosa a la que representa, por el contrario, rivaliza con ésta. Los hechos se consuman (y consumen) inmediatamente después de que suceden, mientras las imágenes perduran en la memoria. Las imágenes compiten con el hecho hasta tal punto que en el imaginario colectivo son capaces de sustituirlo.

En su página de internet, Mc Sweeney’s.net, el teórico lacaniano Lawrence Weschler realiza un concurso permanente titulado: “Convergencia de convergencias” (Convergence of convergences), donde aparecen imágenes de la guerra en Irak y sus similitudes con la iconografía de guerras anteriores, como Vietnam o la Segunda Guerra Mundial. La verdad es violenta porque rompe con un sistema de creencias.

El verbo Imaginar alude al proceso de fijar en la memoria una imagen a la que se añaden elementos emocionales propios de la personalidad de quien “imagina”. La violencia se fija en el imaginario colectivo por medio de las fotografías, memoria que recuerda los hechos violentos en forma de imágenes mentales. Existe el “arte de la violencia”, dentro de lo que rodea a los actores y circunstancias de la violencia, pero también existe la “violencia en el arte”. El arte implica un acto de revelación y en éste está implícita la violencia de la verdad. Sin embargo, la violencia en el arte existe sólo de manera demostrativa. El arte revela lo que es inminente, pero que no ha sucedido y en ello termina por revelar que no hay nada que revelar y deja de ser verdadero y, por ende, cesa de ser violento.

El concepto de violencia es relativo, lo cual implica que lo que es violento no es el uso de la fuerza, sino que ésta sea externa o no coincida con la lógica del sistema al que es aplicada. Con ello, una situación puede ser entendida como violenta dependiendo del contexto. La violencia, al igual que la verdad, impone sus propias reglas, arrasa con el orden anterior y prepara a la comunidad para enfrentar una realidad insólita donde será imposible el regreso a la situación anterior. editor@revistaespacio.com

Lorenzo Rocha

Fuente: Milenio