Quickribbon

CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

lunes, 11 de febrero de 2008

El clic del terror

La imagen más famosa de la Guerra de Vietnam fue tomada el 1°. de febrero de 1968, y le valió a su autor, Eddie Adams, un Pullitzer del que luego abjuró.
AP


El general Loan, jefe de la Policía de Vietnam del Sur en 1968, murió 10 años atrás. Jamás se arrepintió de su ejecución, y cuando se entrevistó con el fotógrafo le dijo que hacer la foto había sido su deber.
Fernando Araújo Vélez

La culpa acabó por carcomer al fotógrafo que 40 años atrás plasmó uno de los momentos más crudos de la guerra del Vietnam. El 1°. de febrero del 68 Eddie Adams obturó su cámara porque estaba en el lugar adecuado, en el instante preciso, y porque más allá de eso, ocurrió lo que él tenía que registrar, el disparo casi a quemarropa con el que un general survietnamita, Nguyen Ngoc Loan, mató a un guerrillero, capturado unas horas antes en Saigón.

Al sedicioso lo esposaron, lo golpearon e interrogaron hasta la saciedad y el suplicio sobre planes, compañeros y estrategias. No dijo nada. Con el tiempo se supo que su nombre verdadero era Nguyen Van Lem, aunque desde siempre se le había conocido como el Capitán Lop. Según diversas fuentes policíacas de Vietnam del Sur, Nguyen Van Lem comandaba un escuadrón que buscaba venganza frente a la policía. El escuadrón dirigido por Van Lem asesinó a varios agentes, a sus esposas e hijos en los días previos al 1°. de febrero. Los reportes de inteligencia señalaban que por lo menos fueron 34 los policías asesinados, sin contar a sus familiares.

Cuando Adams vio aparecer al reo, empujado por los agentes que lo habían detenido, no sabía quién era aquel muchacho desvalido y silencioso que luego pondría cara de pánico justo enfrente de su lente, a menos de dos metros. Lo intuía, claro. La Guerra de Vietnam ya iba para cinco años. Cinco años de sangre, de muerte, de viudas y huérfanos y odios. El Sur, apoyado por los Estados Unidos, contra el Norte, empujado por la República Popular China, la U.R.S.S. La guerra, muy bien lo sabía él, era una guerra milenaria, pues por Vietnam pasaron los chinos, los mongoles, los franceses, los camboyanos. Todos, en su tiempo, quisieron una parte, y la única manera de defender esa parte era a punta de sangre.

“¿Y qué quería usted?”

Adams llegó en el 67, un año y algunos meses después de la gran tropa USA, como reportero de la Asociated Press. Su vida en Vietnam fue poco menos que un infierno, y con los días, al infierno de la guerra tuvo que sumarle el de la derrota. En el 68 ya los Estados Unidos estaban convencidos de que aquella confrontación era un error; que, irremediablemente, el Vietcong (brazo armado del Frente de Liberación Nacional) triunfaría.

Así, atribulado por todas aquellas certezas, vio aparecer al Capitán Lop, y observó que un alto mando militar desenfundaba su pistola, la levantaba y apuntaba contra la cabeza del preso. El hizo clic. “Usted hizo su trabajo, y yo el mío”, le diría casi 20 años más tarde el general. Era su deber profesional, sí, tenía que eternizar aquella imagen que terminó por convertirse en un símbolo de la crueldad de la guerra.

Pasados los años, Adams dijo que no estaba del todo de acuerdo con dicha interpretación. Ya para entonces conocía las circunstancias en las que el general había disparado su arma. El ejecutado había asesinado a un amigo del general Loan, y también había matado a la esposa de ese amigo y a sus seis hijos. Siete años después de la foto, tras la caída de Saigón en 1975 , Nguyen Ngoc Loa se mudó con sus familiares a Virginia, Estados Unidos, donde abrió una pizzería. Sin embargo, en 1991 fue reconocido en la foto de Eddie Adams y alguien le dejó una nota en la puerta de su pizzería donde le decían: “Sabemos quién eres”. Nguyen cerró su restaurante y a los pocos años, en 1998, murió de cáncer en un suburbio cercano a Washington.

En el verano del 89 se encontró con Adams. Fue una reunión difícil, tirante. Ambos confesarían luego que cargaban una pesada maleta de culpas y de temores. Fue en aquella oportunidad cuando Loan le dijo a Adams que había cumplido con su deber. “¿Y qué quería usted que hiciera? Si no le hubiera disparado, habría cumplido dos o tres años en un campo, hubiera salido en libertad y habría vuelto a tomar las armas contra nosotros”. Adams, por su parte, le contó que en realidad se sentía mucho más orgulloso de otras de sus imágenes en Vietnam. Le relató que tras el fin de la guerra, cubrió la huida de miles de survietnamitas en frágiles botes, que fueron rechazados por los países limítrofes. Muchos perecieron ahogados o asesinados por piratas. Adams subió a uno de esos botes y su reportaje gráfico fue escogido por el Departamento de Estado para convencer al Congreso norteamericano de que permitiera la entrada en el país de 200.000 de aquellos refugiados.

Pocos días después de que el general Loan muriera, Adams se disculpó con su familia “por haber dañado la imagen de un hombre que antes que nada fue un héroe”. Ya antes le había escrito una carta, publicada en Time, en la que le ofrecía excusas. Su culpa lo persiguió hasta el día de su muerte, tres años atrás. Dicen que en un arranque de furia botó a la caneca la medalla del Pullitzer que obtuvo por su foto de febrero del 68. Dicen, también, que no pudo morir en paz, y que solía afirmar que de los tres protagonistas de aquella mañana de febrero del 68, él fue el que más sufrió: testigo arrepentido de un asesinato del que no tenía nada que ver.

La carta del fotógrafo en ‘Time’

El General mató al Viet Cong. Yo maté al general con mi cámara. Las fotografías son las armas más poderosas del mundo. La gente les cree; pero las fotografías mienten, aún sin manipulación. Ellas son sólo verdades a medias. Lo que la fotografía nunca dijo fue: “¿Qué hubiera hecho usted si fuera General en esa época, durante un día muy difícil y capturara lo que ustedes llaman un “mal muchacho” después de que él ha matado uno, dos o tres americanos?”.

Fuente: El Espectador


0 comentarios:

Template Design | Elque 2007

ir cabecerair cabecera