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CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

domingo, 27 de enero de 2008

«No podría hacer fotografía sin la montaña, van unidos»

FOTÓGRAFO. Javier Sánchez posa con su cámara de fotos colgada al cuello. / REPR. N. A.

«Las imágenes de paisajes no están tan cotizadas en este país como las de arquitectura», asegura el fotógrafo que el próximo 16 de febrero recogerá su premio en Oviedo

Iker Cortes

Lo suyo es la montaña y captar su esencia en imágenes. El último ganador del Concurso de Fotografía Memorial María Luisa tiene ya una dilatada experiencia como fotógrafo de montaña y, sin embargo, asegura que aún no puede dedicarse por entero a la profesión. A sus 42 años y con varios premios y libros de fotografía a sus espaldas, Javier Sánchez Martínez hace un alto en el camino y da buena cuenta de sus pasiones antes de acudir a la entrega de premios que tendrá lugar el 16 de febrero, a las 20 horas, en el centro cultural Cajastur de Oviedo.

-¿Qué fue antes, la afición por la fotografía o por la montaña?
-La verdad, empecé siendo un montañero. Yo llevaba la cámara, con veinte o veintidós años, para recoger los recuerdos y las imágenes con los amigos en las cumbres.

-¿Y cómo surge la idea de unir ambas aficiones?

-Comencé con una cámara antigua de mi padre. Los filtros los ponía yo, sujetando los cristales de las gafas, en plan cutre. Me parecía una pena ver esos sitios y no poder compartirlos con toda la gente que conoces, así que decidí intentar rescatar los momentos más apasionantes de la montaña. A partir de ahí, fue evolucionando, cambié de objetivos, de cámaras... Ahora veo las fotos del principio y claro, son meramente un recuerdo.
-Imagino que las condiciones del trabajo difieren a las de cualquier otro fotógrafo. -Hombre, son más complicadas. El que quiera la mejor luz sabe, por ejemplo, que tiene que levantarse antes del amanecer, sobre las cuatro o las cinco de la madrugada y con el frío de la mañana. Al final, es lo mismo que la actividad de montaña pero requiere cargar un equipo, y luego montarlo y esperar. A veces es muy sacrificado.

-¿Y se considera más fotógrafo o montañero?
-En mi caso va bastante unido. No podría hacer una cosa sin la otra. Hace años sí que iba a expediciones por Bolivia, estuve en montañas vírgenes e hice un poco de arqueología de montaña, además de buscar rutas nuevas. Ahora voy buscando más la fotografía. No me importa tanto llegar a la cumbre, si veo algo bonito me puedo quedar ahí el tiempo necesario para hacer la foto. -Sus amigos estarán hartos... -Ése es el problema. Acabas yendo casi sólo porque si vas con gente te comprometes en algún sitio, y es un estorbo por lo que tardas en montar el equipo o porque te puedes pasar una hora en un lugar concreto. Por eso creo que un buen fotógrafo de montaña o va con gente que tiene la misma afición o va solo. Pero bueno, esos momentos de soledad también son buenos.

-Cuente, ¿uno busca la fotografía o se la encuentra?
-Siempre hay cierta planificación, sobre todo cuando ya conoces un poco la zona. Por ejemplo, yo conozco la Sierra de Guadarrama -publicó un libro sobre el enclave- y sé qué momento es el adecuado, así que planificas con respecto a la previsión del tiempo, la luz del día y la orientación, buceando en un mapa de cartografía. Sin embargo, a veces vas caminando y te encuentras con la foto soñada, como si te la regalasen. -Ganó usted el concurso con una foto del Kilimanjaro... -Precisamente, fue uno de esos momentos. Subí con un amigo, sin planificación alguna porque hay que ir con guías. Salimos a las doce de la noche y llegamos a las seis de la mañana. Tuve la suerte de que fue el momento preciso en el que los primeros rayos de luz iluminaban el glaciar sur y así salió.

-¿Qué ha supuesto ganar el Memorial María Luisa?
-Ha sido una de las satisfacciones más grandes de mi vida. Le tenía mucho cariño porque llevo más de diez años presentándome y la verdad es que las bases no son nada abusivas. Aquí todo es altruista, hay un ambiente casi familiar y es más un certamen que un concurso.

Lugares salvajes

-De todos los paisajes que ha visitado, ¿con cuál se queda?
-Es una pregunta difícil. A mí, particularmente, me gusta la alta montaña, paisajes como el del Kilimanjaro, las montañas de los Andes, volcanes, glaciares... Sitios espectaculares, lugares salvajes donde todavía se puede encontrar un poquito de terreno virgen.

-¿Cuál es la importancia del equipo en este trabajo?
-La suficiente, pero no es fundamental. He visto gente que con equipos muy discretos ha hecho fotografías espectaculares. Está claro que el equipo es un tanto por ciento de la imagen pero no sabría decirle hasta que punto. Lo que más influye en una buena fotografía es la luz, la composición y la sensibilidad del fotógrafo.

-¿Cree que su pasión por la montaña puede limitar su creatividad?

-Hago también otro tipo de fotografía ya que a veces me he visto obligado a salir de esos paisajes. Trabajo en una librería, pero estoy deseando dedicarme sólo a la fotografía, y van saliendo cosillas. Colaboro con diferentes editoriales y medios de comunicación y los ingresos de esos trabajos me sirven para continuar con lo que me gusta, que es la fotografía de viajes o montaña y que, en este país, no están tan cotizadas como la de moda o arquitectura.

-¿Qué importancia tienen las personas en su fotografía?
-Yo creo que en las fotos creativas de naturaleza son una parte más dentro del escenario. Puede ser tan válida una persona como una piedra, un animal o un árbol.

-¿Existe alguna imagen suya que piense que nunca va a superar?
-No. El reto de un fotógrafo está en ir superándose. Por eso le hablaba de las fotografías que tomé cuando era más joven, me gustaban en su contexto. El problema es que cada vez eres más crítico contigo mismo pero eso es parte del juego.

Fuente: El comercio Digital


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