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CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

domingo, 13 de enero de 2008

La honesta mirada de Feininger

Autorretrato realizado en 1946. Foto: A.Feininger

El Museu d´Art Espanyol Contemporani de Palma acoge la primera retrospectiva que España le dedica a una de las cámaras imprescindibles del pasado siglo. Setenta y una de sus obras, y algunos de sus libros, se podrán ver hasta mayo.

Estado Español (CARLES MULET. PALMA).- Andreas Feininger (París, 1906-Nueva York, 1999) encontró en la ciudad, en la vida urbana, una musa inagotable. En Nueva York, acaso abusó de ella. También recurrió con frecuencia a la naturaleza, a sus geométricas formas, que gustaba fotografiar desde unos primeros planos casi asfixiantes. Inflexible perfeccionista en su ejercicio, y obsesionado por no caer en discursos fotográficos vacíos, se convirtió en una de las cámaras imprescindibles del pasado siglo. Freelance necesario para la revista americana Life, su obra, que ocupa una espacio inconcreto entre el fotorreportaje y la fotografía artística, sigue sorprendiendo hoy por su técnica y por su honestidad, tan poco habitual en la nueva era digital.
El Museu d´Art Espanyol Contemporani de Palma acogerá la primera retrospectiva que España le dedica a este irreemplazable autor. Setenta y una de sus obras, y algunos de los más de cien libros de fotografía artística y técnica fotográfica que escribió, se podrán contemplar hasta el 3 de mayo. También una entrevista que le hizo John Loengard en 1992, y un conjunto de textos de especialistas como Jean-François Chévrier o Juan Manuel Bonet. Tomhas Buchsteiner, uno de los mejores conocedores de su obra, ha sido el principal asesor de esta muestra. Una garantía, sin duda, para esta muestra que debuta en la Fundación Joan March.
A pesar de ser el hijo de un reconocido pintor, Feininger, a diferencia de su hermano, "nunca" pensó en dedicarse al lienzo. Cursó ebanistería en la Bauhaus, donde continuó su formación como arquitecto. Los principios de aquella escuela, obsesionada por la composición, la claridad o la perspectiva, no le abandonarían jamás. Primero como proyectista, faceta que llegó a trabajar desde el estudio de Le Corbusier. Después, el resto de su vida, como fotógrafo, profesión que hizo suya de manera definitiva en los años treinta, y a la que llegó gracias a un desmesurado interés por la naturaleza y su representación.
Feininger fue de los pioneros de una generación que decidió experimentar con la fotografía como medio artístico. Eran los años posteriores a la primera Gran Guerra. Pronto abandonaría los ensayos para decidirse a cultivar un campo propio: la difusa frontera entre el fotoperiodismo y el arte. Nueva York, ciudad a la que tuvo que emigrar en 1939, se convirtió en su escenario favorito. Pulular libremente por la ciudad, retratar su belleza urbana fue una afición que compaginó con su trabajo en la Black Star Agency, primero, y en Life, revista pionera del fotoperiodismo moderno. Sus fotografías a doble página allí publicadas fueron célebres. Al igual que el desafío confesado que suponían para él las líneas predominantemente verticales de los edificios neoyorquinos.
Feininger consideraba la fotografía como el lenguaje de la imagen. "El único inteligible en cualquier lugar del mundo", aseguraba. "Precioso y único" por eso, encaminó sus disparos hacia un ejercicio fotográfico inteligente, ofuscado en transmitir "algo que realmente vale pena observar". Esta obsesión por el contenido, que cultivó casi siempre desde el blanco y negro, se tradujo no sólo en la composición de sus imágenes, estudiadas hasta la extenuación. Feininger fabricó asimismo algunas cámaras caseras que le permitieron conseguir una profundidad espacial poco común y de gran resolución, ideal para capturar el skyline urbano.

Fuente: Diario de Mallorca


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