«La fotografía muestra lo que somos y lo que fuimos»
J. G. C.
MADRID. Publio López Mondéjar, el historiador de la fotografía española, está convencido de que en el lenguaje fotográfico nos reconocemos de un modo inmediato y emocionante que nos atrapa la mirada y el alma. «Es un lenguaje muy directo y tan cercano a la literatura que participa de las mismas emociones. Es lo más cercano, porque nos habla de lo que somos y hemos sido y nos permite reconocernos tanto como las obras de Galdós. En las exposiciones hechas con respeto y modestia, la gente se emociona incluso ante fotografías sencillas, porque se reconoce».
El historiador recuerda a Susan Sontag cuando dijo que la fotografía gana con el tiempo siempre que no esté hecha con mendacidad. Y explica: «En España, desde la aparición de las dos grandes revistas gráficas, el fotoperiodismo que se inicia a fines del siglo XIX, con Blanco y Negro y Nuevo Mundo, más todo lo que aparece a principios del siglo XX, el Diario Gráfico y ABC -que no fue el primero por unos meses- se consideró que la fotografía era muy importante. Se improvisaba pero no tanto. Los grandes fotógrafos, además, reflejaron inmediatamente la intrahistoria, la vida cotidiana, porque sabían que era lo que el público demandaba».
En estos fondos, muchos de los cuales no han sido conservados como se debía, late la vida del país desde el principio. «Están los sucesos, los toros, todo lo que acontece alrededor de grandes eventos. De igual modo que el fotoperiodismo alemán es vanguardista, una de las grandes cualidades del español es que los grandes profesionales del retrato fueron quienes se acercaron a los periódicos y quienes mejor reflejaron precisamente la cotidianeidad en la que late lo que fue este país».
Archivos como el de Campúa, que está por descubrir, o Alfonso o Marín, o el de los grandes fotógrafos de ABC, configuran el retrato más fidedigno de nuestra propia memoria, añade Publio López Mondéjar. «Los grandes fotógrafos populares de provincias, como Escobar, que enviaba sus fotos a ABC, eran quien además hicieron extensivo este retrato a todo el territorio español. El equipo de corresponsales de ABC o Mundo Gráfico era espectacular, aunque hay que recordar que los estos fotógrafos no estaban en plantilla».
«Siguiendo la demanda de las grandes empresas, Prensa Española y Prensa Gráfica -continúa- cambiaron con este trabajo el estilo del retrato mismo, ese retrato de estudio siempre un poco falso y enternecedor, que nos hace sonreír, ya no fue igual desde estos pioneros de la prensa gráfica».
Retratos
Alfonso, Campúa y otros orillaron los retratos al uso para acercarse a la demanda de los periódicos y así, «en lugar de hacer un retrato de Galdós con luces falsas en su estudio y fondos extemporáneos, tenemos el retrato del escritor con su perro en el patio de su casa de la calle Hilarión Eslava».
Los reporteros españoles no eran expertos en guerra, según afirma. Pero nos dan una visión muy diferente. «Vemos las tropas pero vemos también la retaguardia en la Guerra Civil, que es fundamental. Las calles, las casas injuriadas por las bombas, las fiestas, las lavanderas, los obreros comiendo, la vida en las cárceles, el verdugo de Madrid...»
Las colecciones de Blanco y Negro, Nuevo Mundo, Estampa, el Diario Gráfico, han sido una fuente fundamental para recuperar esta memoria «porque las fotos iban firmadas y han servido para identificar autores y archivos que de otro modo se habrían perdido».
Crítico con el tratamiento que España ha dado a su patrimonio visual, López Mondéjar señala como ejemplo elocuente que la Academia de Bellas Artes, que estaba «enfrente del estudio de Kaulak, no supo valorar que se perdiera ese estudio con más de 20.000 placas originales, todo un archivo que se debería haber conservado -la misma Academia que ahora está aceptando fotógrafos entre sus miembros-. Alfonso ofreció su archivo de negativos a un alcalde de Madrid con la condición de haber mantenido el museo que había junto a Chicote, pero lamentablemente no se hizo y el Estado tuvo que comprar ese fondo más tarde. Cuando ves que un fotógrafo como Campúa, o como los de ABC y Blanco y Negro, no han visto reivindicada su obra suficientemente te das cuenta de lo difícil que es hoy reconstruir su trabajo completamente».
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