Retratos de la gente urbana
Pablo Lorente expone algunas fotografías en el Centro Cultural Asunción, dentro de la muestra colectiva de jóvenes artistas
VIRGILIO LIANTE
Le gusta la fotografía desde pequeño, porque su padre tenía una ampliadora de fotos en blanco y negro y una cámara Yashica de esas clásicas. A partir de sus 16 años, le entró el gusanillo por la fotografía, empezó a hacer cursos, se fue a Turín (Italia) de beca Erasmus, ha hecho talleres de iluminación y de retrato. «Me interesa mucho el paisaje urbano y la fotografía documental o social, y esta serie va dedicada a la gente mayor porque los rasgos más característicos de los años y del sufrimiento está reflejado en la cara», explica, para agregar que estudia mucho a la gente cuando camina por la calle. «Voy mirando y si veo a alguien interesante y no llevo la cámara, al día siguiente vuelvo y la busco para intentar dejarla plasmada».
Algunas de sus fotografías son robadas, pero prefiere pararse hablar con la gente que retrata. «Antes me daba un poco más de apuro y robaba más fotos por si a la persona no le gustaba cómo quedaba, pero al final gustaba».
«Después de hacer una exposición con estos retratos en el Museo Municipal noté el calor de la gente, incluso hubo gente que se vio en la exposición y me llamó para felicitarme», explica.
Al hacer fotografía de la gente urbana muchas veces ha emocionado a familiares de personas que fallecieron o que son parte del paisanaje de Albacete. Pablo Lorente se considera un fanático de Cartier Bresson porque «todo lo que es fotografía es instante, se ha quedado ahí, es la imagen, aunque estas fotografías están basadas en Bruce Gilden, de la Galería Magnum, que sacaba retratos en Nueva York y pegaba unos flashazos increíbles.
«Al final hice una serie de 40 fotos, todas de día, porque quería reflejar la ciudad y todos son mayores para reflejar el paso del tiempo. Además, las fotos de los jóvenes no salen tan bien en blanco y negro, ya que piden color».
Este fotógrafo pretende seguir presentándose a concursos, aunque dice que «es una lotería tanto a nivel nacional como regional, pero todavía no he ganado ningún certamen».
Con la fotografía no intenta dramatizar, sino simplemente contar lo que ve, ser un contador de historias. Su sueño es que el día de mañana le recuerden, aunque todavía le queda mucha guerra que dar, como un cronista que a través de sus fotos dejó constancia de una época del siglo XXI de nuestra ciudad, y también de diferentes lugares del mundo.
«Cuando viaja la gente a la India les hace fotos a una niña pobre, las expone y parece que le llega más a la gente que la fotografía de aquí, y yo quiero que eso cambie porque Albacete existe y pueden salir fotos interesantes, sin embargo yo no busco en paraísos perdidos lo que puedo encontrar aquí, aunque sí me gusta viajar», comenta a La Tribuna de Albacete.
Fuente: La Tribuna de Albacete
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