Paisajes contemporáneos: una autopista que atraviesa una cama deshecha
La exposición de paisajes contamporáneos en la Iglesia Saint-Blaise. (Foto: Alfredo Merino)
ALFREDO MERINO
ARLÉS (FRANCIA).- ¿Es posible reinterpretar una vez más el paisaje, a través de la visión y los preceptos de la fotografía más rabiosamente contemporánea? La respuesta a esta pregunta es la proposición de la muestra 'Common ground: Contemporany Landscapes' organizada por los Encuentros de Arlés en colaboración con la Fnac. Los Encuentros de Arlés presentan junto a la Fnac 'Common ground: Contemporany Landscapes', una muestra rabiosamente contemporánea.
Bajo el ángulo de la ficción, el documento o incluso la 'performance' un ramillete de creadores de las dos dimensiones presentan sus ensayos más personales. "Aquí el paisaje, urbano o rural, no es un elemento extraño, algo que deba acariciarse a distancia, nada que marque la dicotomía entre naturaleza y cultura", dicen los organizadores.
Vale. Los cambios sufridos por un paisaje natural a causa de nuestra deplorable actividad tiene cabida en la muestra. Como la visión opuesta: el equilibrio, un espacio de cohabitación hombre-natura capaces de establecer un orden armonioso.
La visión obligatoriamente naiff de Loan Nguyen, el sueño (más que fotos) de Janne Lehtinen, con una pequeña colección desbordante de hombres-pájaro. Las montañas de la China, los saladares bolivianos. O, por el contrario, la aportación de Jürgen Nefzger, quien nos enseña paisajes urbanos contemporáneos como decorados excepcionales para la práctica del yoga. Relax milenario en mitad de tremendos embotellamientos y despiadadas líneas de horizonte llenas de rascacielos.
Autopistas que atraviesan el desolado paisaje de una cama deshecha, rumbo a una pared de madera finlandesa, la siempre agradable visión del 'landscape arts', el arte de la naturaleza; esas estructuras y creaciones del ser humano, que salpican una naturaleza y logran el aparente milagro de convivir sin problemas con el resto de elementos naturales, tal y como nos muestra a mitad de camino entre la obsesión y la poesía el suizo Mathieu Bertrand-Reymond.
O, por terminar en positivo, la esperanzadora serie de la primavera en la ciudad puesta a punto por el parisino Christophe Maout. Todo por una nueva visión en el paisaje de siempre. Vale la pena seguir este camino.
Fuente: El Mundo
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