¿Y si miles de personas tuvieran tu foto en su ordenador?

Allison Stokke está enfadada, según cuenta The Washington Post. Esta estudiante californiana es una estrella del sitio de vídeos en Internet YouTube, tiene una página web de fans con más de 1.000 personas inscritas y más de medio millón de resultados si se busca su nombre en Google. ¿Qué ha hecho para merecer esa fama? Nada. O al menos nada voluntario.
Stokke practica el salto con pértiga. Aún en el instituto, conquistó en 2004 el título estatal de ese deporte, y rompió cinco récords nacionales. Su prometedora carrera la ha hecho merecedora de una beca de la Universidad de California. Pero vamos, el salto con pértiga tampoco es un deporte que despierte pasiones desaforadas, y como ella hay miles de chavalas en Estados Unidos, en todo el mundo. Además, Stokke es muy atractiva, sí. Pero poco más.
¿Y entonces? Un día recibió un puñado de correos electrónicos de sus amigos, que la avisaban de que una de sus fotos estaba inundando Internet. Una página de fans recibió más de un millar de comentarios. Un vídeo de tres minutos en el que aparecía a punto de saltar tenía ya más de 150.000 visitas. En unas semanas, Stokke, cansada de que su teléfono no dejara de sonar (no sólo fans; las peticiones de entrevistas llegaban de periodistas de todo el país e incluso de otros como Brasil), pidió ayuda a expertos para frenar esa bola de nieve.
Su ejemplo ilustra el poder de Internet en nuestro tiempo. Todo comenzó cuando un usuario de un foro sobre fútbol americano en California subió a la página una foto de la chica. El responsable de un popular blog deportivo de Nueva York (con un millón de visitas al mes) se topó con la imagen y decidió publicarla. De allí saltó a otros cuadernos de bitácora, y en unos días cientos de miles de usuarios de Internet ya habían visto su cara en sus ordenadores.
Ahora a Stokke la reconocen en las cafeterías de su pueblo. Se le quedan mirando. Y ella tiene miedo. Nunca se queda sola en casa. Cierra la puerta con llave. Su padre, abogado, se pasa las tardes rastreando Internet en busca de posibles delincuentes sexuales interesados en su hija.
Resulta curioso resaltar que no es la primera vez que a Stokke le ocurre algo parecido. Hace dos años, alguien publicó su foto en un foro. Ella mando un correo electrónico, y la imagen desapareció a los pocos días. Pero en esta ocasión son más de medio millón de páginas? "No puedo escribir un mensaje a todo el mundo en Internet", se queja. "Puede que todo esto no sea ilegal, pero resulta humillante", añade. "Me esfuerzo tanto con el salto de pértiga y es casi como si no importara. Nadie se da cuenta. Nadie me ve de verdad", concluye.
Fuente: El Pais.com
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