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CITA mes de Diciembre 2008

La reproduccion de la obra de arte no solo esta condicionada por la manera de ver del fotografo, sino tambien por la del que mira la fotografia.

Gisele Freung (La fotografia como Documento Social)

miércoles, 16 de enero de 2008

El CICCA inaugura la exposición ‘Mirar para ser mirada’

Canarias.- El Centro Cultural de La Caja de Canarias inaugura esta semana la exposición de pinturas ‘Mirar para ser mirada’, de la artista María Blanco-Cobaleda. Esta exposición reúne una serie de retratos de mujeres, dotados de un fuerte magnetismo que nos atrae y nos resulta difícil apartar la mirada de ellos. La exposición se inaugura este jueves 17 de enero.

En esta primera serie, María Blanco (Madrid, 1971) hace una lectura personal de obras especialmente significativas de Francisco de Goya, revelando una plácida Maja vestida, una inquietante Maja desnuda o una fragmentada y lánguida, Duquesa de Chinchón, entre otros.

Sin embargo, es quizás, en los retratos de otras mujeres anónimas, donde subyace una mayor tensión y fuerza expresiva cargados de un amplio registro de sentimientos, sensaciones y elementos referenciales. En este discurso nos enfrentamos a la mujer divida entre el sí y el no; a la que fumando espera o acaba de decir adiós a alguien para siempre; a la mujer con el corazón herido y roto de dolor; a la que muestra su corazón a lo Frida Kahlo; a la que huye y más tarde se entrega; a la que sentada en soledad contempla el discurrir del tiempo; a la que triunfante muestra su anillo de desposada o la mujer que con una diana por corazón espera al amigo cupido en una perspectiva de damero renacentista a lo Paolo Uccello.

Singulares son también, con cierto aire grotesco, los retratos de los bufones velazquianos con sus caras casi deformadas llegando casi a romper el perímetro del lienzo. Dentro de este mismo contexto de retratos, existen unos trabajos que registran una sucesión de rostros que parecen diluirse en agua hasta intentar esfumarse de la misma tela dando una sensación de movimiento, como si de una secuencia fotográfica o cinematográfica se tratara. Reflejo, tal vez, de la versatilidad de esta artista que trabaja tanto la pintura como la fotografía o el vídeo.

Otro de los ejes temáticos de la exposición, es el estudio del cuerpo humano y la interpretación personal del academicismo y de los cánones de belleza clásicos, como los torsos de estos voluptuosos cuerpos que nos abruman por su monumentalidad casi escultórica.

En este núcleo de obras que conforman esta muestra, queda patente la intensa fuerza plástica de María que asume con honestidad el compromiso de su intervención en el lienzo para inyectarle vida. Una pintura generosa, arrolladora, gestual y pasional, a veces casi violenta en el trazo y de rico cromatismo. El color se convierte en uno de los grandes aliados de la pintora para lograr su fin: seducirnos con su obra.

Si hubiera de definir en una sola frase qué significa la experiencia de enfrentarse a la pintura de María Blanco en esta exposición, respondería: entrar en el reino de lo humano. Y no por el hecho de ser pintura figurativa, sino porque nos introduce en un universo de emociones que, como una vorágine, nos absorbe para llevarnos al territorio del sentimiento y de la reflexión.

Rasgo característico de la pintura de María Blanco es, justamente, la transparencia, la facilidad con la cual sus rostros y figuras traslucen una miríada de actitudes y sentimientos. La vida humana no se concibe sin ellos. Algo que la pintora hace explícito cuando dibuja la silueta de un corazón sobre un rostro. Pero no un corazón edulcorado, icono del romanticismo y del enamoramiento, sino el músculo corazón, el que se conecta con el resto del cuerpo y le da vida, el que es capaz de bombear la sangre más deprisa, o detenerla, o quebrarse. Un corazón de verdad.

Y así, desde la inteligencia artística, la sensibilidad y la emoción, María Blanco extrae de los personajes retratados su ser esencial y, en consecuencia, los convierte en universales. Cuando, además, toma como referencia los modelos de los grandes maestros, revela una extraordinaria capacidad para impregnarse de ellos, interpretar y actualizar esas imágenes casi míticas acercándolas a una estética contemporánea. Lo universal permanece en el tiempo.

Ante esa fascinante galería de rostros y figuras femeninas, cabe preguntarse si es posible penetrar en las almas. O si les es dado a las almas manifestarse, dejarse ver. Los retratos de María Blanco nos miran y reclaman a su vez nuestra mirada. Aún más: nos exigen verlos. Verlos más allá de su superficie y su textura, de su color y su imagen. Nos invitan a explorarles el alma, a constatar su humanidad.

Se establece así un diálogo silencioso, hecho de miradas, entre el cuadro y el espectador. Relación cuya desigualdad sólo dura unos instantes, porque el espectador pronto se transforma en un sujeto activo y singular: es aquel a quien va dirigida una sonrisa, ese a quien la mujer del cuadro permite acercarse y tratar de adivinar sus pensamientos, ante el cual se despoja de atributos mundanos para ser ella misma.

Pero esto es un diálogo, hemos dicho. Y así, las mujeres pintadas parecen reaccionar a nuestra propia mirada. Se quedan absortas, o entristecidas. A veces se nos muestran en transformación, o se nos ocultan. Confiesan sus debilidades. Nos interrogan o nos responden con perplejidad. En suma: nos reflejan. Y no sólo como individuos, sino como sociedad, porque esa universalidad que las caracteriza tiene un clara vertiente social, actual, que trasciende a cada uno de los individuos retratados y a cada uno de nosotros, los interrogados.

La pintura de María Blanco contiene, también, un mensaje cifrado, simbólico, que cada cual está retado a descubrir. Sus personajes nos hablan del ser humano; tienen alma y la muestran. Y a nosotros nos corresponde desvelar las nuestras.

Fuente: Canarias 7


1 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Mar�a Blanco es una artista muy dotada, expresiva y sensible. Seguro que en Las Palmas estar�n encantados de conocer su obra y le pedir�n muchas exposiciones m�s. Saludos cordiales.

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